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Científicos que se fueron por mil euros

Dos biotecnólogos asturianos que cobran lo mismo que un cajero de un supermercado rechazan volver "por la falta de oportunidades laborales"

Pablo Duarte, en su laboratorio de Madrid.

Fueron premio fin de grado en Biotecnología, se mudaron a Madrid en busca de un futuro mejor y ahora cobran "prácticamente lo mismo que un empleado de algún supermercado" por investigar nuevos tratamientos para combatir el alzhéimer y el parkinson. La ovetense Cristina Fernández Mendívil, de 25 años, y el castrillonense Pablo Duarte Flórez, de 24, reflejan la precariedad que sufren los jóvenes científicos en España. Los dos trabajan en el Instituto Fundación Teófilo Hernando de I+D del Medicamento de la Universidad Autónoma de Madrid y, pese a sus brillantes expedientes académicos, ganan "dos veces menos" (unos 1.100 euros) que otros predoctorados en Estados Unidos. Aun así, la opción de regresar a Asturias está descartada: "Si ya hay poca investigación farmacológica en España, en Asturias menos".

A ellos se refirió recientemente el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, al reclamar, como sus homólogos de otras regiones, más financiación para la investigación: "Tenemos grupos que se mueren y cada vez menos gente joven". Granda lamentó, entonces, que "los dos mejores estudiantes del campus de hace dos años" estuviesen "liderando grupos y haciendo sus tesis doctorales" en la Autónoma. Y no sólo eso: Cristina Fernández y Pablo Duarte organizaron, junto a la profesora Manuela García López, a principios de este mes en Corvera el XXXIX Congreso del Grupo Español de Neurotransmisión y Neuroprotección, al que asistieron unos sesenta investigadores de toda España centrados en el descubrimiento de nuevos tratamientos y en el estudio de enfermedades neurodegenerativas. "A esas personas que están investigando fuera podríamos tenerlas aquí si la inversión fuese mayor", se quejó el Rector, que cifra en 16 millones de euros el "agujero" económico que debe taparle el Principado por la rebaja de tasas y los gastos de personal.

Sin embargo, los biotecnólogos asturianos no creen que la fuga de talento joven se deba tanto a una escasez de financiación -"los sueldos son bajos aquí y en todas partes"- como a una falta de oportunidades laborales. "En Asturias hay buenos grupos de investigación, pero muy pocas empresas farmacéuticas", afirma el castrillonense Pablo Duarte, que fue premio fin de grado en 2016. Tanto Duarte como Fernández, también la mejor estudiante de su promoción, aseguran que el nivel de formación de la Universidad de Oviedo es igual o incluso superior al de otras instituciones académicas del país.

Más colaboraciones

"Yo no noté ninguna diferencia cuando me incorporé al grupo de investigación de la Autónoma. En cuanto a medios y a formación estamos igual. De hecho, la carrera de Biotecnología de la Universidad de Oviedo es de las mejores de España", explica Duarte. Su compañera de laboratorio Cristina Fernández también destaca que el número de alumnos matriculados en Asturias es "muy reducido", a diferencia del que hay en Madrid. El problema llega después, cuando hay que buscar trabajo. "Aquí la Universidad (por la Autónoma) se llena de más colaboraciones con la empresa. Hay más trabajo básicamente", apunta Pablo Duarte. La solución para fijar talento es, por tanto, "atraer a empresas para que inviertan y se instalen en el Principado".

Cristina Fernández y Pablo Duarte desarrollan en la actualidad nuevos compuestos para luchar contra enfermedades como el alzhéimer y el parkinson, en constante aumento por el paulatino envejecimiento de la población. La ovetense realiza su tesis farmacológica en el campo de la inflamación, mientras que el castrillonense está especializado en el tratamiento del parkinson. "Hay compuestos muy interesantes; todavía queda mucho por hacer. Lo bueno es que hay montones de grupos en el mundo tratando de entender cómo funcionan este tipo de enfermedades", concluye Duarte.

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