Una muerte inesperada golpeó ayer a la judicatura asturiana. La noticia del fallecimiento de Julio García Lagares, el juez Lagares, como le conocía todo el mundo, provocó una fuerte conmoción entre jueces, fiscales y abogados de la región, además de entre las decenas de personas con las que gustaba de compartir mantel y animadas conversaciones en su casa de Bayas, en Castrillón.

Julio Alberto García Lagares (La Coruña, 1931) pasó por los juzgados de Castellón y Bande (Orense) y Luarca antes de llegar a los de Avilés en 1975. Y ya no se fue de Asturias. Fue decano de los tribunales avilesinos, y salió de ellos para formar parte de la Audiencia Provincial de Asturias, y posteriormente de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia. En el año 2000 sería nombrado presidente del alto tribunal del Principado al jubilarse Eduardo Gota Losada (ya fallecido), y ocupó el cargo hasta que él también se jubiló en 2003.

También participó en la fundación de la Asociación Profesional de la Magistratura y se convirtió en un jurista de referencia. Sus más allegados sabían que su residencia de Salinas fue durante décadas el epicentro de reuniones jurídicas de alto nivel.

García Lagares sufrió un ictus el pasado mes de noviembre, del que se recuperó satisfactoriamente, según las fuentes consultadas. Pero fue un problema crónico que sufría en la sangre lo que el pasado día 24, en Nochebuena, provocó su ingreso hospitalario, hasta fallecer ayer a primera hora de la tarde.

La Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), el máximo órgano de gobierno de la judicatura asturiana, emitió un comunicado ayer por la tarde en el que hacía público su "más sentido pésame a su esposa, su hija y el resto de la familia de un magistrado afable, cariñoso, siempre pendiente de sus compañeros y que, desde la presidencia del TSJA, trabajó con entusiasmo y dedicación para que la justicia asturiana se modernizara y fuese mejor y más valorada como servicio público por las distintas administraciones". Y añadía que "Julio García Lagares consiguió, sin duda, por su personalidad y forma de trabajar, que se aunaran esfuerzos en torno a ese ideal de justicia en la que creía; y siempre será recordado por ello".

La noticia del fallecimiento del juez Lagares provocó un hondo pesar entre jueces, fiscales y abogados de la región, que le habían conocido durante sus años ejercientes en los que su puerta siempre estaba abierta para todo aquel quería plantear una duda o consulta. También para los periodistas, a los que nunca dudó en dar información siempre que no supusiera comprometer una investigación. Entendía que era la mejor manera "de evitar malentendidos y para que se publique la verdad".

Numerosas personas acudieron a última hora de la tarde de ayer al tanatorio de Avilés para apoyar a la familia y darle su pésame.

"Era un buen padre, un buen suegro y un buen amigo", señaló ayer Manuel González Vila, hijo político de Julio García Lagares, en la capilla ardiente en el tanatorio de Avilés. "Teníamos una relación muy especial, era un gran conversador, muy amante de su familia y amigo de sus amigos", añadió. "Le encantaba ir a descansar a su casa de Bayas (Castrillón) y también le gustaba ir a su casa de La Coruña, donde había nacido".