El extraordinario balance de donaciones y trasplantes en Asturias de 2018 se vio aún mejorado en las horas finales del año. Una nueva cesión de un órgano dio lugar al implante de un hígado, un corazón y dos riñones más. Puede calificarse de absolutamente impredecible que una estadística de muchos años de rodaje -la correspondiente a personas que han donado órganos- tuviera su techo anual en 52, y que de repente haya saltado a 68.

"Las claves son las clásicas: la solidaridad de las personas y unas infraestructuras humana y material que siempre están dispuestas", destacó ayer Dolores Escudero, coordinadora autonómica de trasplantes. Con los injertos de última hora, la sanidad regional sumó el año pasado 78 trasplantes de riñón, 44 de hígado y 14 de corazón. En el apartado de implantes renales, se trata de la cifra más elevada de la historia. La anterior, 72, había sido establecida en 2017.

La doctora Escudero subrayó que las estadísticas del ejercicio recién cerrado implican superar "con creces" los objetivos fijados por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) para el año 2022: alcanzar los 50 donantes por millón de habitantes. Asturias llegó en 2018 a 66 por millón, una cifra altísima que prácticamente duplica, por ejemplo, la registrada en la Comunidad de Madrid. Con todo, en materia de donación y trasplantes no cabe pensar en inercias, pues cada año tiene su historia, sus accidentes de tráfico, sus tragedias laborales o de montaña... Circunstancias que contribuyen a aumentar o disminuir las estadísticas.

Lo que sí puede considerarse estructural, indicó Dolores Escudero, es el trabajo de formación de profesionales realizado en todo los centros sanitarios que no son el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). En su conjunto, todos ellos han enviado al HUCA en torno a un 20 por ciento de los pacientes que han donado órganos a lo largo de 2018.