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La población es la de los sesenta, pero la pirámide se ha dado la vuelta

Con una cifra total similar, Asturias ha pasado de un 25% de niños al mismo porcentaje de jubilados

La evolución de la demografía asturiana lleva unos años convertida en un viaje hacia atrás en el tiempo, un camino de vuelta a través de la estadística hasta los niveles que la población tenía en otro tiempo. El último dato, actualizado a la mitad de 2018, fija el censo en algo más de 1.024.000 habitantes que equivalen más o menos a los de la década de los sesenta, pero sólo en la apariencia de los números totales. Por dentro de la cifra global, la estructura por edades deja al descubierto el gran problema: lo que entonces era una pirámide con amplia base y músculo joven ha terminado por transformarse en una suerte de rombo inestable, sin apenas soporte en las edades bajas y demasiada población dependiente en las capas altas.

Para que se vea más claro, Asturias puso en marcha la década de los setenta con una estructura demográfica en la que uno de cada diez habitantes tenía más de 64 años y uno de cada cuatro estaba por debajo de catorce. El medio siglo escaso que ha transcurrido le ha dado la vuelta a la pirámide, construyendo la una sociedad de sostenimiento complejo en la que todo ha pasado a ser casi exactamente al revés: según el más reciente recuento actualizado, sólo el once por ciento de los residentes son niños menores de catorce años. Mientras, uno de cada cuatro, un 25,4 por ciento, está ahora en la edad de la jubilación.

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