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La Fundación Biosanitaria, sin ayudas regionales para investigar, estalla: "Es un descalabro"

Crece la irritación entre los científicos de la entidad, que preparan una respuesta conjunta al Principado y cuentan con el respaldo de varias empresas privadas

Una científica de la Fundación para la Investigación Biosanitaria (Finba), en el laboratorio. LUISMA MURIAS

La irritación es máxima. Los grupos de científicos pertenecientes a la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria del Principado de Asturias (Finba) preparan una respuesta conjunta a la convocatoria de ayudas a la investigación realizada por el Principado. Este proceso administrativo ha denegado apoyo a 16 de los 20 grupos de la Finba que habían solicitado recursos económicos para sus proyectos.

A juicio de los científicos integrados en esta fundación creada por el Gobierno regional, con apoyo económico de diversas empresas privadas de primer nivel, la resolución de la convocatoria constituye "un descalabro" y "genera una disfunción" en la distribución de los fondos públicos destinados a actividades de I+D, según valoraciones recogidas por LA NUEVA ESPAÑA.

Diez de los equipos que han visto rechazadas sus peticiones se han quedado sin dinero por falta de presupuesto, según la resolución de la Consejería de Empleo, Industria y Turismo. Sin embargo, a su vez 2,9 millones de euros de los 10,5 de los que dotaban la convocatoria no han sido adjudicados. ¿Por qué? Porque la demora del proceso administrativo ha provocado, en la práctica, la pérdida casi total del primero de los tres años que abarcan las ayudas.

Los resultados de la asignación de fondos fueron publicados en el Boletín Oficial del Principado (BOPA) el pasado 31 de diciembre. Las ayudas corresponden al trienio 2018-2020, luego el primer año de vigencia ya estaba vencido.

Este periódico ha relatado en los últimos días los entresijos de este conflicto. Los responsables de la Finba consideran "incomprensible" que hayan quedado sin fondos regionales varios de sus grupos que tienen en marcha proyectos de ámbito nacional e internacional con recursos obtenidos en convocatorias competitivas. Máxime cuando la investigación biosanitaria "ha sido declarada una prioridad estratégica" por parte de la Administración autonómica.

La Finba se define a sí misma como "una organización sin ánimo de lucro que persigue fines de interés general". Impulsada en el último tramo del Gobierno de Vicente Álvarez Areces, tardó en gestarse. No fue hasta 2014 cuando recibió el respaldo coordinado de diversas empresas privadas, como Cajastur-Liberbank, Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA), Fundación Alimerka, Fundación Caja Rural, Fundación EDP, Grupo Kiss FM, Grupo TSK, Industrias Lácteas Asturianas, Grupo Pérez Simón, Transinsa Ambulancias de Asturias, Banco Sabadell-Herrero, Asociación de Empresarios de Material Médico Quirúrgico (Adimpa) y Fundación Fernández-Vega.

El actual presidente de la Finba es el empresario Blas Herrero. Entre los vocales figuran otros destacados hombres de empresa, y también el consejero de Sanidad, Francisco del Busto; el rector de la Universidad, Santiago García Granda; y diversas autoridades autonómicas y sanitarias.

De donde se deduce que este malestar de la Finba puede ser interpretado, en cierto modo, como un encontronazo entre dos departamentos del Gobierno regional: el de Sanidad, como impulsor de la Finba y de la investigación biosanitaria, y el de Empleo, Industria y Turismo, como responsable de las ayudas a los trabajos de I+D.

Sin embargo, desde la Finba se destaca que es su deber defender los intereses generales, los de los investigadores y los de las compañías privadas que están involucradas en el proyecto. Hasta el momento, la Consejería de Sanidad ha optado por el silencio. Y, ayer mismo, este periódico se hacía eco del malestar de los empresarios, quienes desde su patronal (FADE) y la Cámara de Comercio de Oviedo tildaban de "rara y sorprendente" la exclusión de la élite médica regional de las ayudas regionales en I+D.

En realidad, la convocatoria comprendía todas las áreas del conocimiento, incluso las humanidades. Y las concesiones de ayudas y las negativas de distribuyen entre todos los ámbitos científicos. Sin embargo, es el sector biosanitario el que ha exteriorizado su protesta, que en el caso de la Finba se escenificará de forma pública en los próximos días.

La defensa del Principado

La Consejería de Empleo ha defendido el rigor y la trasparencia del proceso. Entre otros argumentos, ha subrayado que "todas las solicitudes presentadas han sido evaluadas, en concurrencia competitiva, por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) que incluye a la antigua ANEP (Agencia nacional de Evaluación y Prospectiva)". Agrega Empleo que dichas evaluaciones son ejecutadas "por 'pares' de expertos nacionales e internacionales en cada una de las áreas de conocimiento evaluadas, que fueron seleccionados por los propios solicitantes".

Sin embargo, estos argumentos no convencen a la Finba, que afronta un año crucial: sus grupos están integrados en el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA), una entidad también creada por el Principado y agrupada en torno al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). El ISPA debe conseguir ser acreditado por el Instituto de Salud Carlos III como requisito imprescindible para que los investigadores puedan optar a las grandes ayudas nacionales e internacionales a la investigación biosanitaria.

Algunos de los grupos de investigación de la Finba consideran incoherente que el Principado pretenda lanzar a la competición a determinados grupos y, al tiempo, negarles ayudas autonómicas "que además necesitamos para realizar este último esfuerzo de convergencia".

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