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Grado: las primeras rebajas se congelan

La villa adelanta los descuentos al ser domingo de mercado, pero pocos pararon a comprar por el frío

Tomás García, en su tienda, con un cartel de rebajas. A. F. V.

Frío estreno de rebajas en Grado, donde se adelantaron en Asturias al ser día de apertura del comercio por coincidir con el mercado dominical. Las bajas temperaturas congelaron, no obstante, las ventas en la mañana de Reyes. Pese a ello, los comerciantes son optimistas y confían en que la facturación remonte en los próximos días: "El martes recuperaremos el tiempo perdido".

Al mediodía, cuando por las ventanas todavía se escapaba el grito de sorpresa de algún niño al abrir sus regalos, los mercurios rondaban los cero grados. A esas horas, bufandas, guantes, gorros y chaquetones con gente debajo ya se veían por los puestos del mercado. "Pero pocos paran. Con este frío no se está vendiendo nada", lamentaban Mari Nieves Gabarres y Tabita Escudero, casi literalmente congeladas en su puesto de ropa. "Hoy debería ser una fecha de vender bien, pero no está siendo así", se quejaban entre el ayer más que apetecible calzado de invierno de su stand.

"Hoy está la cosa para mirar rápido y casi ni parar. Quedas helada", acertaba a decir Mari Luz Álvarez entre el castañeo de sus dientes. Todavía sin bolsas, la moscona confiaba en volver con algo a casa: "Hay que estrenar las rebajas, pero dan más ganas de marchar que otra cosa".

Pero el problema no era el frío del mercado al aire libre. En las tiendas, los dependientes también estaban mano sobre mano. "¿Que cómo se está vendiendo? Ya lo ves", contestaba con resignación Tomás García, sin nadie a quien atender en una tienda de moda en pleno corazón de la villa. "Está siendo una jornada decepcionante", abundó el comerciante, que achacaba a las bajas temperaturas y a la coincidencia con el día de Reyes el poco ajetreo: "Trabajamos un día más casi para nada".

"Está siendo flojo el inicio de las rebajas. Pero la campaña de Reyes también lo fue". El análisis lo deja caer, como una losa, Diego de la Fuente, quien ayer, cuando se dirigía a abrir su zapatería del centro de Grado, "esperaba que hubiese más gente". Pese a todo, el comerciante, que percibe cierta recesión en el sector desde 2017, no perdía la esperanza: "Esperemos que la gente comience a salir de casa más tarde".

También Aurora Gómez, con un puesto de venta de miel y embutidos, fiaba al reloj la llegada de público. "Es un festivo muy familiar, y eso quizás resta algo de público", elucubraba mientras la plaza General Ponte comenzaba a llenarse poco a poco: "Al final, la gente es muy fiel a Grado".

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