Era la candidata que sonaba con más fuerza y la que llegó al final de la selección electoral del PP mejor posicionada. Y por una vez no hubo sorpresas. Tras casi siete años al frente de Hulleras del Norte S. A., Hunosa, y doce más trabajando en la empresa, el año de cierre de las minas ha sido el año propicio para que María Teresa Mallada de Castro afronte un nuevo cambio, el liderazgo del PP ante el reto electoral del mes de mayo. Un nuevo reto de esos que asume con tanto desparpajo. La descarbonización mundial le ha puesto a Mallada en dirección a otros horizontes.

Allerana de nacimiento, ingeniera de profesión, María Teresa Mallada es mujer de retos. Aficionada al esquí y al karaoke, no duda cuando hay que tirarse por una pendiente nevada o lanzarse al escenario con el micrófono. Ni lo hizo antes, cuando fues elegida para pilotar el rumbo de Hunosa, una compañía emblemática que afrontaba un futuro incierto, ni lo hace ahora, con un PP que siente el acoso de otras fuerzas a su área política de la centroderecha. Ingeniera de Minas extravertida, de talante dialogante y madre de dos hijos, ha quemado etapas a ritmo de vértigo.

Fue edil a los 25 años, presidenta del PP de Aller un año después y con sólo 39, la presidenta más joven de una empresa histórica. Su principal valedora ante Rajoy fue la gijonesa a la que ahora le da el relevo, Mercedes Fernández. A mediados de los 90, con apenas 20 años, María Teresa Mallada de Castro fundó las Nuevas Generaciones del PP en Aller, su concejo natal. Era su primer contacto directo con la política, una vocación temprana. «Tere», como la conocen sus amigos, nació un 14 de enero del año 1973 en Cabañaquinta. Su madre, Antonia, es ama de casa, y su padre, Julio, ya fallecido, regentaba una piscifactoría en el Alto Aller, un negocio muy conocido en todo el concejo. Desde pequeña, Mallada despuntó en los estudios, primero en el colegio público de Cabañaquinta y, posteriormente, en el Instituto de Moreda. Sus profesores siempre la consideraban una alumna que sobresalía por encima de la media, un hábito que mantuvo cuando ingresó en la Universidad de Oviedo para estudiar Ingeniería de Minas. Sacó la carrera de forma brillante, a la vez que compatibilizaba los estudios con su gran pasión: la política. Junto a la licenciatura de Minas, Mallada se especializó como técnico superior en Prevención y Riesgos Laborales. Como política, también despuntó desde joven. En 1999, con 25 años, entró en el Ayuntamiento de Aller como concejala -su abuelo, Constantino Mallada fue maestro de obras del mismo Ayuntamiento- y, un año después, en 2000, se hacía con la presidencia del partido y la portavocía del grupo municipal del PP. Además, como candidata popular en el concejo allerano, Mallada logró los mejores resultados en unas elecciones. Mallada inició su relación con Hunosa, la empresa que presidió durante casi siete años, una década antes. Comenzó trabajando en el departamento de medio ambiente de la hullera estatal, lo que la llevó a recorrer buena parte de las explotaciones mineras de la compañía. Los que trabajaron con ella en aquella época resaltan su carácter afable, sus ganas de aprender y su disposición para el trabajo, unas cualidades que la han acompañado durante toda su vida. Cuando le llegó la oferta para ser la presidenta trabajaba como ingeniera de explotación del Área Modesta, en el pozo de María Luisa (Langreo). Con anterioridad lo hizo en el pozo Carrio (Laviana). Sus allegados la definen como una mujer muy sencilla y dialogante, y le auguraban un gran futuro en la presidencia de la hullera pública. Por lo visto, más futuro a ella que a la huellera. Sus compañeros en el PP de Aller aseguran que Tere «es una persona que escucha a la gente y pide opiniones para valorarlas y tenerlas en cuenta antes de tomar una decisión precipitada». Muy trabajadora, Mallada tiene un fuerte carácter «cuando tiene que tenerlo», sin por ello llegar a ser autoritaria. También afirman que es una mujer «nada rencorosa» y, sobre todo, muy perfeccionista. «Cuando quiere hacer una cosa trabaja como la que más para conseguir sus objetivos y en ese aspecto va a ser muy positivo para las comarcas mineras», aseguran sus compañeros. Amigos y familia son los pilares fundamentales en la vida de Mallada. Casada en segundas nupcias y madre de dos hijos, entre sus aficiones figuran organizar comidas en su casa, bailar sevillanas -con éxito notable, según sus conocidos- y compartir el tiempo libre con los suyos. «Es una persona muy, familiar y muy amistosa», aseguran sus amigos íntimos, que la califican como una mujer «muy extravertida, muy abierta y muy divertida». Mallada también tiene otras aficiones como el esquí, aunque actualmente la tiene bastante abandonada ya que entre su profesión, la familia y la política, le queda poco tiempo. A sus 39 años se convertió no sólo en la primera presidenta de Hunosa, un cargo desempeñado hasta ahora por varones, sino también en la mas joven.

Con 45 años, a punto de cumplir 46, se convierte en la “esperanza” del PP para recobrar su fortaleza en la región.