Con la vista puesta en el cielo. Así pasaron ayer la jornada los esquiadores más ávidos de nieve que, al final del día, amortiguaban el chasco: "Nos queda el consuelo de que el monte ha pasado de verde a blanco".

La nieve llegó a las estaciones asturianas de Fuentes de Invierno (Aller) y Valgrande-Pajares (Lena), pero no hay suficiente "ni de lejos" para abrir. Así que a los esquiadores les toca seguir esperando por el inicio de una temporada que ya se retrasa, ante la falta de precipitaciones, en un mes y medio desde la fecha prevista para su apertura.

A primera hora de la mañana, había cierto optimismo. "Aquí está la nieve", anunciaban algunos usuarios en sus redes sociales. Y acompañaban la sentencia de imágenes de Fuentes y Pajares cubiertas por un leve manto de nieve. Tan leve, que obligó a los trabajadores de la estación de Pajares a estar atentos al termómetro durante todo el día.

"Nuestro objetivo es hacer una 'cama' de nieve artificial a la espera de más precipitaciones", explicó ayer Javier Martínez. Un trabajo arduo, porque los cañones sólo pueden funcionar con temperaturas muy bajas: "Encendimos los cañones a medianoche, pero a las dos de la mañana tuvimos que apagarlos porque subió la temperatura", explicó el responsable de Valgrande-Pajares. Un "baile" con el sistema de nieve artificial que se mantuvo durante todo el día y que ha permitido crear un manto de varios centímetros en la zona más alta.

La vista está puesta ahora en las previsiones. Según Martínez, para la próxima semana están previstas nevadas que dejarían un espesor de entre quince y veinte centímetros. Esquíes, trajes, muchas ganas. Todo listo para bajar por las pistas... Menos la nieve.