El presidente del Principado, Javier Fernández, ha señalado hoy que Vox es un partido "xenófobo, ultranacionalista y populista" con el que no pactaría, pero ha advertido también de que su discurso comparte esas características con el del presidente de la Generalitat, Quim Torra.

En un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, Fernández ha asegurado no saber si preferiría un acuerdo con la formación que lidera Santiago Abascal o con partidos secesionistas a la vez que ha cuestionado hasta qué punto el "indeseado" resultado de Vox en Andalucía se podría repetir en el resto de España.

"Lo que hay en Cataluña no es una inflamación, es una enfermedad que necesita terapias de otro tipo", ha apuntado tras calificar de bienintencionado el intento del Gobierno de "minorar la tensión" con los independentistas pese a ser "escéptico" sobre los resultados.

A su juicio, para poder negociar algo "con seriedad" en Cataluña se necesitará tiempo y luego habrá que ver si por la vía del autogobierno se puede llegara "a otro pacto, a otra conllevanza" como la consensuada en la Transición para afrontar el fenómeno del nacionalismo, "que no es algo que vaya a desaparecer".

Para Fernández, el desafío soberanista en Cataluña incidió en el resultado electoral de Andalucía al igual que "el evidente desgaste" del PSOE tras tantos años de gobierno y ha generado "una coalición negativa" entre formaciones políticas "que se tapan la nariz" para cerrar un pacto por lo que ha cuestionado la cohesión que podrá tener un Gobierno "lastrado por ese disenso interno".

Durante su intervención, el ex presidente de la gestora del PSOE ha alertado además de que existe "demasiado riesgo" como para plantear una reforma constitucional "en pleno desafío separatista".

A su juicio, es necesario "poner pie en pared" cuando la deslealtad con el pacto suscrito en la Transición "es de tal hondura que una mayoría parlamentaria vulnera las leyes que fundamentan sus competencias para erigirse en un poder constituyente con el que crear un instante inaugural y alumbrar un orden jurídico nuevo".

Tras afirmar que ha terminado "el nacionalismo de amagar y no dar", así como el "desestimiento de la sociedad española" que entendía el conflicto como un asunto interno catalán, ha considerado que "no existe una comunidad catalana integrada y reconocida sino dos, diferenciadas por su vinculación sentimental con España".

Para Fernández, es indispensable acabar con la espiral de silencio "que ahoga la voz de la Cataluña no nacionalista en un espacio público en el que las dos comunidades no comparecen en igualdad de condiciones ni en lo mediático ni en lo social ni en lo cultural".

El jefe del Ejecutivo asturiano ha reconocido que "es probable que el precio de resolver la crisis de legalidad agudice la crisis de convivencia", pero ha subrayado que "no es posible abdicar del cumplimiento de la Constitución y las leyes cuando se las desafía".

"Sólo en el largo plazo es posible reconstruir la lealtad compartida a un mismo proyecto estatal y será entonces cuando habrá llegado el momento de acordar con quienes no hayan quedado inhabilitados para el pacto", ha añadido.

A su juicio, la Transición fue "un suceso real que luego se convirtió en un relato compartido" y ha advertido de "tan buen relato" como el que condujo a España a la democracia tras la dictadura franquista "no merece tan amargo final".

Al acto han asistido sus antecesores en el cargo Antonio Trevín; Juan Luis Rodríguez-Vigil y Vicente Álvarez Areces; representantes del mundo empresarial y judicial; el alcalde de Oviedo, Wenceslao López; el secretario general de la FSA-PSOE, Adrián Barbón, y dirigentes de otros partidos como los candidatos de PP y Ciudadanos en Asturias, Teresa Mallada y Juan Vázquez, respectivamente.