La Guardia Civil ha abierto una investigación para identificar a los autores y la causa de la brutal paliza propinada a un pescador de Cudillero al que robaron y dejaron abandonado en un monte cerca de Salamir. Fuentes de su entorno coincidieron en señalar, de manera insistente, en que le debieron de confundir con otra persona. Vecinos de Cudillero, San Esteban de Pravia y Muros de Nalón confirmaron que en los últimos meses se ve por estas localidades a personas de origen colombiano, y que desde la agresión al joven pescador hay mucha más vigilancia policial. Pero también rechazaron, igual que sus familiares, que tuviera nada que ver con el hallazgo de los fardos de droga encontrados en la costa asturiana el pasado verano.

La víctima atendió a LA NUEVA ESPAÑA en su domicilio, donde se recupera tras recibir el alta en el Hospital Universitario San Agustín. Pero reclamó anonimato e insistió en que hay una investigación y que quiere "estar en paz y dejar las cosas así ya".

El joven pescador fue asaltado el pasado miércoles cuando se dirigía a su casa, después de dejar las capturas de ese día en el puerto de Cudillero. Poco antes de llegar a su vivienda, vio un coche con una sirena azul y a tres personas que le dieron el alto y le indicaron que se bajara de su furgoneta.

El joven pescador siguió las instrucciones y de repente se encontró maniatado con unas bridas y los ojos tapados. Los asaltantes lo condujeron a una zona que no pudo identificar y le golpearon, provocándole graves lesiones, sobre todo en la cara, con varios golpes y heridas y rotura del tabique nasal. Posteriormente lo liberaron cerca del área recreativa de Lamuño, desde donde pudo llegar a su casa.

Vecinos de distintas localidades de la zona lamentaron ayer "la mala suerte del chaval", que, aseguran, "tuvieron que confundirlo con otro". "Es muy trabajador y nunca se supo que estuviera metido en líos de drogas", aseguró rotundo un buen conocedor de la familia que reclamó anonimato. Pero tanto esta persona como otras consultadas por este periódico, que tampoco quieren que se las identifique, insistieron en la presencia de personas sospechosas tras la aparición de los fardos de droga en el verano y la mayor presencia policial.