Un bolígrafo rojo, un bolígrafo azul y un lápiz. Eso son los medios, si se exceptúa una austera sala en la sexta planta de la Audiencia, con que cuenta el servicio de mediación judicial de Oviedo. Los doce mediadores, a los que tres juzgados derivan asuntos que pueden solventarse extrajudicialmente, trabajan sin cobrar un duro, compaginándolo con sus empleos (abogados, psicólogos, trabajadores sociales?). Ayer quisieron mostrar su malestar por esta situación y fueron apoyados por la jueza decana de Oviedo, Pilar Martínez Ceyanes, y las tres magistradas que están derivando asuntos a este servicio: las de familia, Reyes Rico y Asunción Velasco, y la titular del Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo, Elena González. En los últimos años han realizado 500 reuniones informativas y 300 sesiones de mediación, mil horas de trabajo.

"El Principado nos ha prometido material, pero lo ha hecho tantas veces que, hasta que no lo veamos, no lo creeremos", aseguró Mayte Méndez, coordinadora del servicio. "Estamos muy quemados", apostilló. "El convenio con el Principado recogía que se nos dotaría de espacio para trabajar y de materiales, aunque ya sabíamos que no dispondríamos de material informático", añadió Méndez. "Estamos poniendo hasta los folios", aseguró.

"No nos parece justo que la población deba renunciar a este bien social porque la Administración no lo apoye", se dolió Méndez. El Principado, por otro lado, podría hacer otro tipo de aportación, como difundir la existencia del servicio, de forma que la gente lo conozca y lo solicite, y los mediadores no tengan que perder tiempo explicando sus ventajas a los posibles beneficiarios. Por contra, recibe apoyo del Colegio de Abogados de Oviedo.

"Esperemos que se cumpla el convenio de 2015. No podemos quedarnos atrás. Esta es una medida trascendental para descongestionar los Juzgados ", explicó la decana Pilar Martínez Ceyanes. La jueza Elena González indicó que está derivando al servicio asuntos penales como los de lesiones, impagos de pensiones, hurtos y hasta alguna estafa. Confesó que no ha calado aún, aunque, como señaló el mediador Juan Morcillo, se trata de un instrumento que permite obtener del infractor una reparación moral, al tiempo que contribuye a la reinserción.