El caso de los tres africanos que engañaron a Higinia Méndez, la vecina de Oviedo que soltó 100.000 euros para ayudar a un supuesto general estadounidense, Ben Hodges, con el que creía que tenía un romance amoroso, se juzgará la semana que viene, concretamente el próximo martes. El juicio se suspendió el pasado diciembre después de que el abogado de uno de los acusados, Arturo Alonso, pidiese un margen para conocer el caso, dado que se había hecho cargo de la defensa días antes.

La historia se las trae. Higinia, una mujer de 63 años, no quiere salir de esa realidad paralela que unos desalmados tejieron en su mente. "No me siento engañada ni estafada", aseguró la mujer el pasado diciembre, después de que se suspendiese el juicio previsto en la sección segunda de la Audiencia.

Según la Fiscalía, Higinia padece rasgos paranoicos y tiene limitadas sus facultades cognitivas, lo que hace de ella una persona altamente influenciable, sin juicio crítico. Eso no impide que haya estado trabajando durante cuatro décadas en diferentes empresas, y que hiciese un capital nada desdeñable, el mismo que los acusados, una pareja de cameruneses y un nigeriano, lograron arrebatarle, según la Fiscalía. Los acusados tejieron una red de mentiras haciendo creer a la mujer que el general, destinado en Kuala Lumpur (Malasia), quería casarse con ella. Sin embargo, necesitaba dinero para poder recuperar una herencia. La Policía cogió a los estafadores en la estación de autobuses de Oviedo, ciuando la mujer estaba a punto de entregarles un dineral.

La mujer insistió en que continúa con su relación con el general Ben Hodges. "Hemos tenido una relación de año y medio", aseguró Higinia, una mujer natural de Cangas del Narcea, aunque vive en Oviedo desde hace 45 años. "Por mí los sacaría a la calle hoy mismo", aseguró sobre quienes la engañaron. "No están todos los que son", dijo de forma críptica, para luego rematar diciendo que no confía ni en la Policía ni en la Justicia.

Su hijo, un guarda de seguridad que trabaja en Irún, por contra, sí confía en las fuerzas de seguridad. "Si están detenidos, algo hicieron", aseguró. El dinero perdido no le molesta por él, que tiene su trabajo, sino por su madre, que se ha quedado sin nada. Higinia tiene otra hija, con la que no se lleva. Higinia sigue convencida de que el romance con Hodges sigue vivo. No hay forma de convencerla de lo contrario, dice su hijo.