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La guía secreta de Asturias

La tranquila belleza de Santo Adriano

El viejo camino de Pedroveya (Quirós) al valle de Valdolayés y el que va de Viesca a Lavares introducen al viajero en un paisaje tan seductor como poco conocido

La tranquila belleza de Santo Adriano

La respiración de las casas del hermoso pueblín de Dosango, en el concejo de Santo Adriano, se hace notar a través del humo que sale por las chimeneas. Aunque sean sólo apenas diez vecinos, este inequívoco signo de un pueblo habitado se hace también evidente en algunas casas renovadas, los pequeños huertos cuidados y una impresionante ristra de panoyas colgada en uno de sus hórreos. Desde allí se tienen buenas vistas también del vecino pueblo de Pedroveya, éste ya en el limítrofe concejo de Quirós, y de la campera y la iglesia por donde se ven subir o bajar a los que optan por recorrer el desfiladero de las Xanas, uno de los principales atractivos de Santo Adriano.

Los que prefieren perderse por otras sendas y pistas, que no son más transitadas que la anteriormente citada, optan por realizar la ruta de Valdolayés, PR-AS-187, circular y enlazada también con la de las Xanas. Hay quienes suben partiendo del área recreativa de El Molín de las Xanas, con llegada también en Pedroveya, y otros lo hacen al revés, es decir, bajando. Saliendo de Dosango, en la carretera se gira a la izquierda hacia Tenebredo y Villanueva. En esa vía, a la izquierda, de nuevo sale una pista a la izquierda, señalizada como ruta de las Xanas con un poste de madera, que empieza asfaltada y pronto es puro prao. Hay que tener en cuenta la pendiente del descenso, que es importante, pero sin duda resulta gratificante por la paz, la tranquilidad y la belleza que destila todo el entorno. Allí realmente se escucha el paisaje.

Se dice que en la vaguada de Valdolayés, Munuza y sus huestes fueron vencidos por las tropas de Pelayo en su huida de Asturias. Sin embargo, historiadores contemporáneos se alejan de ello y prefieren, como es el caso de Jesús Fernández, doctor en Historia y arqueólogo, miembro de La Ponte-Ecomuseo, estar más conformes con que este lugar sea al que se hace referencia en las Crónicas de Alfonso III, donde se cita el lugar de Olalle u Olalíes. Muy cerca se encuentra el castro no excavado de El Collaín, que seguramente en caso de estudiarse con más profundidad procuraría mucha y novedosa información a los arqueólogos e historiadores.

Otra senda muy guapa es la pista que pasa por Viesca, Pozo el Oro, Los Veneiros y finalmente Lavares. No está señalizada en la carretera, por lo que es conveniente preguntar a los vecinos para que se la indiquen. El monte de Los Veneiros es una zona minera. De hecho, el Ayuntamiento tiene en estudio restaurar allí una vieja bocamina. Serán poco más de tres kilómetros en un descenso amable donde unos viejos castaños asomados a la vía arropan al caminante y le dan la bienvenida pocos metros antes de llegar al pueblo de Lavares, fin de la ruta.

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