Entre los asistentes al acto de homenaje a Vicente Álvarez Areces no podían faltar los funcionarios que trabajaron a sus órdenes en el Ayuntamiento de Gijón. Entre ellos destaca sobre todo Dolores Llano, "Marichu", secretaria de Alcaldía, una funcionaria que se jubiló en 2013, después de 46 años de trabajo y que vio pasar hasta seis alcaldes por el despacho que ella "vigiló" con especial celo. Llano vivió la ceremonia de ayer "con un gran pesar, muy desanimada", como confesó ella misma. La funcionaria aseguró que "se trabajaba muy a gusto con Vicente Álvarez Areces, una bellísima persona, amigo de sus amigos, aunque también tenía sus cosas, como todo el mundo". No quiso desvelar aquellas "cosas" en un día como el de ayer, en el que lo que se pretendía era recordar la figura de un político al que era difícil seguirle el ritmo por su incansable capacidad de trabajo. "Marichu" confesó haberse emocionado con un acto "muy cariñoso y bonito", especialmente con las palabras de Alberto Álvarez, el hijo menor. Pocos pudieron evitar emocionarse con las palabras de un hijo agradecido, preñadas de admiración y amor filiar por su padre fallecido.