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El Camino de Santiago era un río en Salas

"Nos cayó agua por todas partes", dice el balear Miguel Moro: la ruta quedó anegada para los peregrinos jacobeos

corte en salaS. R. F. OSORIO

Agua, agua y más agua es lo que se encontraron ayer los peregrinos del Camino Primitivo a Santiago en los 21 kilómetros de distancia que existen en el tramo de Grado a Salas. Tanto llovió que la senda se quedó anegada de agua y barro, lo que les obligó a discurrir por la carretera casi toda la etapa para evitar percances. "Desde que salimos de Grado nos cayó agua por todas partes, de arriba, de lado y hasta por abajo, tengo el dedo gordo del pie que necesita salvamento y socorrismo", bromeó Miguel Moro, de las Islas Baleares.

Comenzaron la etapa a primera hora de la mañana con salida en la villa moscona hacia el santuario de El Fresno. Un pequeño tramo en el que ya notaron que la lluvia iba a ser la protagonista de la etapa. Y peor aún fue el descenso: "Era como un río todo el camino, con zonas en las que el agua te llegaba hasta las rodillas y dificultaba mucho caminar", señaló Ramón Caudevilla, de Ceuta, con cuatro rutas jacobeas a sus espaldas, nunca había visto nada igual.

Pese a las dificultades llegaron a Cornellana con muy buen humor y ganas de seguir hasta la villa salense. Y ahí les vino lo peor ya que al tener que caminar por la carretera general coincidieron con coches y camiones, a los que hubo que sumar el tránsito y labores de los operarios de las obras de la autovía Oviedo-La Espina, afanados en limpiar el barro de los accesos a las zonas de trabajo.

Así es que, a la altura de la localidad de Espinedo, intentaron discurrir por la senda peregrina de nuevo pero el río Nonaya lo impidió al inundar toda la vía, que fue cortada por la Policía Local. Y a punto estuvo el río de anegar, también, la carretera nacional. "Habrá que seguir por el asfalto", lamentó resignado Víctor Vega, también de la Ciudad Autónoma de Ceuta.

Pese a no poder disfrutar del Camino por su vía tradicional, los peregrinos se tomaron con mucha guasa la jornada intempestiva, bajo la constante lluvia asturiana. "Vamos a ver si en Salas nos venden unos flotadores para seguir mañana", dijo en tono de comedia Moro.

Lo que sí les quedó claro a los cuatro caminantes es que el sistema "Goretex" de las botas para evitar el agua "no funciona", aseguró Vega. Los peregrinos estaban, literalmente, empapados. Cosa que no fue un obstáculo para llegar a Salas en su Camino a Santiago.

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