Cuatro historias personales truncadas por una tragedia sobrevenida como consecuencia de unas fuertes lluvias y de un deshielo que ha dejado media Asturias llena de argayos y riadas. El mal tiempo ha obligado a tomar medidas excepcionales como el cierre de colegios e institutos pero también se ha llevado la vida de cuatro asturianos: Jesús Ménedez García, de 41 años, Francisco Díaz, de 42, Florentino Rodríguez, de 62 y Miguel González de 70 años.

"Se ocupaba de su familia y sus amigos: era muy feliz"

Francisco Díaz Díaz, de 43 años, era el mayor de tres hermanos. Su gran afición era el mundo del motor y trabajaba en el mantenimiento de parques eólicos. En los últimos tiempos estaba destinado en el centro eólico Curiscao, en el concejo de Salas, donde tuvo el accidente de tráfico que acabó con su vida, el pasado miércoles.

"Le gustaba mucho pescar, antes iba todos los días"

Muchos fueron los que preguntaban ayer por Florentino Rodríguez en Laviana. A pesar de su temprano fallecimiento en la mañana del jueves, el velatorio en el tanatorio de La Pola no se organizó hasta bien entrada la tarde. Allí estaban sus hermanos Aquilina y José Antonio Rodríguez, visiblemente afectados por esta pérdida. "La verdad es que estamos muy agradecidos por la respuesta de los vecinos, mi hermano era muy conocido en Laviana", destacó José Antonio Rodríguez.

"Estaba todo el día sonriendo; ayudaba a todo el mundo"

Jesús Menéndez García, de 41 años, era el mediano de tres hermanos. El campo, sus vacas y el monte eran su vida. Formaban parte de su trabajo diario pero a la vez se habían convertido en sus aficiones. Sus familiares aseguran que se conocía como la palma de su mano los caminos y montes que rodean la localidad tinetense de Pena, su pueblo, donde llegó a vivir tras la jubilación de su padre, ya que anteriormente la familia había residido en Avilés y Ribadesella; y donde falleció arrastrado por el río Porciles.

"Mi padre tenía muy buen humor, sacaba punta a todo"

Numerosas personas se acercaron ayer hasta el tanatorio de Mieres, donde se había habilitado el velatorio por Miguel González, más conocido como "El Pedreru", ya que era natural de esta pequeña población ubicada en el alto de Urbiés. Allí estaban sus hermanos y también sus hijas, Patricia y Noelia, quienes quisieron agradecer "todas las muestras de cariño que estamos recibiendo estos días, sabemos que se le va a echar mucho de menos", apuntó esta última. El fallecido, de 70 años, estaba centrado en el cuidado del ganado desde que se jubiló de la minería. "Siempre había tenido vacas, pero desde que dejó la mina se convirtió en su pasión", explicaba su hija.