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Carlos López Otín: "La situación de acoso que sufro se ha vuelto insoportable"

"No se ha cuestionado ningún aspecto científico de los artículos que nos han retirado"

Carlos López Otín. | Miki López Nombre APELLIDOF. Torre

El científico Carlos López Otín se sincera: "Desde hace un año y medio, la situación de acoso que sufro se volvió insoportable". Después de mil y un rumores sobre su supuesta situación de malestar en la Universidad de Oviedo, de su "exilio" voluntario a un laboratorio de París, de su posible no retorno, en esta entrevista el catedrático de Biología Molecular desvela con detalle la situación de presión y de desprestigio de su brillante trayectoria.

El resultado final de este proceso ha sido la controvertida decisión de la revista estadounidense "Journal of Biological Chemistry (JBC)" de obligarle a retirar ocho de sus artículos referidos a la identificación de nuevos genes humanos implicados en el cáncer o en otras enfermedades.

En las líneas que siguen, Carlos López Otín (Sabiñánigo, Huesca, 1958), investigador que posee en sus vitrinas casi todos los premios científicos imaginables, responde -desde la capital francesa y por escrito- a corazón abierto a una serie de preguntas de LA NUEVA ESPAÑA que inciden en un proceso que -confiesa- está llevando al límite su resistencia psíquica.

- Ha tenido que retirar ocho artículos publicados en la revista "Journal of Biological Chemistry". Hablamos de un mundo desconocido para la mayoría de las personas. ¿Podría resumir lo sucedido?

-La carrera científica es una de las más duras que conozco. Esto hace que a lo largo del camino muchos investigadores lo dejen, bien debido al estrés y escasez de estabilidad, o bien a que sean expulsados de laboratorios por faltas graves. Lamentablemente, la frustración que esto produce hace que en los últimos años un pequeño grupo de estas personas, con la ayuda frecuente, interesada y anónima, de "compañeros" de las propias instituciones a las que pertenecen los científicos acosados, hayan comenzado a revisar todos los artículos publicados por muchos grupos con el objetivo de encontrar fallos en las figuras. Estos errores menores es humano que ocurran, ya que los científicos solemos ser extremadamente cuidadosos, pero no somos perfectos.

- ¿Y qué han visto en sus trabajos?

-Dentro de esta campaña por desprestigiar a la ciencia, bajo la apariencia de tratar de corregir la literatura científica, alguien dedicó una gran atención y tiempo a revisar muchos de los más de 400 artículos publicados en nuestro laboratorio, incluyendo cerca de 50 publicados en esta revista. Pese a los intentos por intentar difamar o desacreditar nuestro trabajo, no parecen haber encontrado ni una sola crítica científica a nuestros 400 artículos, ni ninguna conclusión errónea, ni ninguna aseveración desacertada, nada erróneo en lo esencial.

- Pero alguna falla sí la han encontrado.

-Sí, para mi infinita sorpresa, pues pensé que el cuidado puesto era máximo. Entre los literalmente miles de paneles gráficos, existían defectos en la preparación de alguna figura en ocho artículos del JBC, cuyos experimentos fueron realizados hace 15 o 20 años. En ningún caso se contactó con nosotros para pedir información o solicitar una corrección, sino que se elaboró un dossier para ser difundido anónimamente y tratar de desprestigiar y causar el mayor daño posible.

- ¿Qué sucedió entonces?

-El modelo de publicaciones está sufriendo grandes cambios, y algunas revistas han decidido que la mejor manera de responder a estos ataques es solicitar la retirada de estos artículos. La medida es absolutamente desproporcionada e injusta, ya que, a pesar de la existencia de defectos, en nada se cuestionan las conclusiones de los trabajos, que han sido ampliamente validados por otros laboratorios y han servido para la identificación de la causa de algunas enfermedades humanas. Estos ocho artículos han sido citados en su conjunto más de 800 veces. La mayoría de los autores de estos experimentos ya no están en nuestro laboratorio desde hace varios años. Pese a ello, varias personas del grupo, las más expertas, han repetido los experimentos mostrados en esas pocas figuras y las conclusiones fueron absolutamente confirmadas. En esta situación, el código de conducta al que se han adherido más de 9.000 revistas científicas recomienda la publicación de una corrección.

- ¿Y en este caso?

-La revista JBC no ha suscrito dicho código, por lo que sus decisiones no siguen estas recomendaciones. Se enviaron todas las nuevas figuras para corregir las previas, pero la revista no las admitió. Ante este atropello, también sufrido previamente por muchos otros científicos, compartimos la información proporcionada a JBC con más de medio centenar de líderes de la comunidad científica nacional e internacional con experiencia en este campo de investigación, quienes a iniciativa propia enviaron una carta al JBC manifestando su desacuerdo con la retirada de estos artículos, en los que se describe la identificación de nuevos genes, cuyo descubrimiento en nuestro laboratorio es y será incuestionable. Estos trabajos nunca habían sido cuestionados por los expertos en este campo de investigación y sus resultados principales se pueden contrastar en cualquier base de datos y en la literatura y han abierto nuevas líneas de investigación en muchos laboratorios de todo el mundo.

- ¿Esos fallos invalidan las conclusiones de fondo de esos trabajos?

-No, absolutamente no, ningún aspecto científico es cuestionado. Cualquier persona puede consultar en el genoma humano si los genes que se describen en esos artículos existen, si tienen la secuencia que nosotros publicamos, si se expresan en los tejidos que habíamos descrito, y no cabe ninguna duda de que se trata de proteasas humanas que han abierto nuevas líneas de investigación para decenas de grupos de investigación en todo el mundo.

- ¿Teme más incidentes de esta naturaleza?

-El acoso pretende terminar con la destrucción del acosado. Cuando la situación alcanza a científicos reconocidos, el acosador y sus redes no sueltan a su presa hasta el final. En algunos países es un fenómeno que ha causado ya preocupación. Como se puede imaginar, hace falta ser muy fuerte para soportarlo y ya se han dado varios casos de suicidios entre los acosados. Otros han abandonado carreras muy brillantes y prometedoras, otros han vivido largos ingresos en centros psiquiátricos, y en general han necesitado apoyo médico para sobrevivir, ya que todo ello implica un acoso laboral y personal de un nivel insoportable.

- ¿Y a qué se debió la retirada, el pasado diciembre, de un artículo de su grupo de la revista "Nature Cell Biology"?

-Es una situación muy distinta. Nuestro laboratorio lo retiró tras llevar a cabo una investigación interna en colaboración con la revista. Se detectaron una serie de errores en el montaje o descripción de algunas figuras. Además, se constató que algunos datos numéricos utilizados para elaborar los gráficos no pudieron ser localizados. Una serie de revisiones exhaustivas han demostrado que estos datos experimentales son correctos y avalan las conclusiones del artículo. Pese a ello, para evitar cualquier duda adicional, se consideró que la retirada del artículo era la alternativa más correcta.

- ¿Cómo valora las publicaciones sobre su trabajo en el portal "For better science"?

-Esta persona o grupo de personas son lo que se conoce como un troll de internet (persona que difunde mensajes ofensivos para provocar). Su medio de supervivencia es la desinformación y la difamación profesional, por lo que ha sido condenado en tribunales en distintas ocasiones. Considero que no merece la más mínima credibilidad. Es un troll que nunca ha hablado conmigo ni me ha preguntado nada, y pese a ello me cuentan que dice falsedades de todo tipo, contribuyendo a las fake news que se han apoderado de nuestra realidad cotidiana, ahora en ciencia. Los trabajos de un científico se miden en citas y en impacto, y este año he vuelto a ser considerado entre los científicos más citados de Europa, con un factor 'h' que supera ya los 100.

- Algunos investigadores sostienen que usted debería defenderse de estas acusaciones con más agresividad.

-Sólo puedo responder con un breve resumen. Hace muchos años que vengo sufriendo un acoso profesional crónico y de baja intensidad que es similar al que sufren otros a los que les ha ido bien en su trabajo en entornos difíciles. Desde hace un año y medio, la situación de acoso se volvió insoportable. Coincidiendo en el tiempo con esta situación, comenzó el examen exhaustivo y anónimo de nuestros trabajos científicos. Los errores encontrados, que representan una proporción ínfima de los miles de datos y resultados mostrados en nuestros trabajos, fueron magnificados por los que se dedican a estos asuntos como forma de vida. Muy tristemente, algunos "compañeros" de mi Universidad se dedicaron con indisimulado regocijo a difundir por el campus los tweets de estos individuos que hablaban de nuestro trabajo sin ni siquiera habernos preguntado antes por nuestra opinión. Para que el daño fuera mayor, estos tuits se difundieron incluso a mi entorno natal aragonés.

- Eso le dolió de modo especial.

-Me llevó a pensar que hacía falta muy mala intención. Luego viví cosas peores. De pronto, me comunicaron la sorprendente infección vírica sin precedentes en el Bioterio de la Universidad de Oviedo en el que manteníamos nuestros ratones modificados genéticamente, creados por nosotros pacientemente durante más de 20 años, y mantenidos de forma ejemplar por las personas que dirigen y trabajan en estas instalaciones, a las que siempre estaremos agradecidos. La infección obligó al sacrificio inmediato de todos ellos, más de 5.000 valiosísimos animales para la Ciencia y la Medicina, que han sido utilizados por investigadores de todo el mundo y que ya han ayudado a tratar enfermedades incurables.

- ¿Fue un golpe definitivo?

-Comprendí que nos habíamos quedado sin futuro a corto plazo, tanto yo como mis estudiantes cuyos proyectos dependían de estos animales. Pensaba que tenía la mente más fuerte del mundo; sin embargo, un día de principios de junio, esa mente tan fuerte se quebró en mil pedazos.

- ¿Qué sucedió en concreto?

-Perdí mi propósito vital, dejó de interesarme todo aquello por lo que había dado mi vida, e incluso asumí que mi propia vida carecía ya de sentido. Recibí la ayuda médica necesaria que, tras un examen urgente, condujo a mi inmediato aislamiento de todo mi entorno profesional. Tras la primera baja laboral de toda mi vida y tres meses de soledad y silencio casi absolutos, me sentí con la fuerza suficiente para cumplir con mi compromiso de trabajo en París.

- ¿La distancia mejoró su situación?

-Hasta París llegó el acoso, de nuevo con el presumible apoyo de algún "compañero" de Oviedo. Fueron enviados a la Universidad donde trabajo nuevos tuits sobre auténticas falsedades y disparates como que me había llevado el dinero de mis proyectos de Oviedo y me había retirado a París a vivir la vida. Pregunté qué es lo que debía hacer a personas que habían pasado por lo mismo y la respuesta fue unánime: aguantar y callar. Espero dedicar las últimas fuerzas que me queden a ello. No se me pasa por alto que el sufrimiento que esta situación ha generado en mi entorno familiar y personal más directo es imposible de cuantificar. Tampoco olvido que algunas de las personas que trabajaron en el laboratorio en el pasado están sufriendo el mismo acoso y la misma indefensión que yo mismo padezco. Y por último recuerdo a los que animan a responder con agresividad, que pretendo recuperar mi estabilidad mental y no acabar engrosando la lista de los que se defendieron en un terreno que no es el nuestro, perdieron y se suicidaron. Así de claro y así de fuerte es el juego.

- ¿Volverá a Oviedo?

-Fui a París con una beca del Ministerio concedida hace muchos meses para completar unos estudios de metaboloma y microbioma del envejecimiento en un laboratorio en el que son expertos mundiales. Además, he aprovechado mi estancia para trabajar con Guido Kroemer en una idea nueva llamada carbotoxicidad, cuyas bases teóricas ya han quedado recogidas en una muy reciente publicación en la revista americana de máximo impacto, "Cell". Si no me fallan las fuerzas, el 1 de marzo volveré para dar todas mis clases correspondientes al curso académico 2018-2019. En 31 años todavía no falté nunca a una sola clase.

- ¿Se siente incómodo en la Universidad de Oviedo? ¿Ha valorado marcharse?

-Aquí hay mucha gente extraordinaria, me quedo con ellos. Además, estoy contando en todo momento con el apoyo de la Universidad y del IUOPA. He hecho mi carrera científica aquí, no voy a abandonar tan fácilmente, aunque algunas circunstancias no me lo ponen fácil. He cumplido ya 60 años, así que veo mucho más probable cambiar el foco de mi actividad fundamental una vez que cumpla los compromisos ya establecidos con algunos proyectos. Habrá que reinventarse una vez más, no será la primera vez que lo tenemos que hacer.

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