"Asturias no es país para pusilánimes. Me refiero con esto a que es el momento de todas aquellas personas que deben concertar y acudir a decir sí, adelante, aunque sean decisiones difíciles. Todos los que no estén en ese entorno, en esa espiral, casi mejor que dejen a los demás que vayan adelante". Así de rotundo se expresó ayer el vicepresidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) y presidente de la patronal del metal asturiano, Femetal, para referirse a la disputa sobre el área metropolitana y al futuro del desarrollo económico de la región. En ese sentido, indicó que Asturias necesita un consenso social para decidir hacia dónde quiere dirigirse y cómo hacerlo e invertir esfuerzos en ello y no en "discutir como si estuviéramos en la plaza de la Escandalera".

Las declaraciones las realizó en el marco de la reunión de la denominada "mesa grande de la concertación", que reúne al Gobierno a la patronal y a los dos sindicatos mayoritarios. Ulacia se refirió a la constitución del área metropolitana en relación a la necesidad "fundamental" de "crear un mercado interior, porque evolucionamos a una sociedad basada en el conocimiento, donde las ciudades son el motor del crecimiento económico y tenemos que fomentar que Asturias se transforme en un área de crecimiento metropolitano a nivel nacional e internacional, y que comience a conectar con empresas y ciudades que estén interesadas en establecer relaciones económicas con Asturias".

El presidente de la industria asturiana incidió en la improductividad de discusiones estériles entre partidos políticos. "Tenemos que trabajar por tener una visión compartida, la sociedad civil en su conjunto y no solamente los partidos políticos, los agentes sociales. Todos tenemos que tener convencimiento de que el futuro solo se consigue si trabajamos conjuntamente por una visión compartida con un liderazgo compartido, no por liderazgos que excluyan unos a otros. Ese es el modelo con el que el mundo se está desarrollando", sostuvo.

Ulacia explicó que "desde Asturias tenemos que competir contra economías mucho más fuertes, como la asiática y la norteamericana, y tenemos que ser alguien en Europa. Hay que dejar atrás todas estas cuestiones que nos separan, que todas son legítimas, pero que no llevan más que a debatir y discutir como si estuviéramos en la plaza de la Escandalera. Decidamos sobre qué queremos debatir, consensuar, no invirtamos mucho tiempo en debates e invirtamos los recursos en hacer. Nos podremos equivocar, pero sabremos dónde queríamos estar, qué hemos hecho, qué resultados hemos obtenido, y si es el que esperábamos fenomenal y si nos hemos equivocado sabremos cómo cambiar. Hemos aprendido. Todo lo demás es un esfuerzo inútil que no nos conduce a ninguna parte".