Manuel Miranda Velasco está ingresado ahora en la cárcel de Soto del Real, en Madrid, un centro penitenciario en el que podría estar trabajando tranquilamente en el lado bueno de la ley de no haber traspasado la línea hace mucho tiempo. Y es que este allerano de Collanzo fue funcionario de prisiones y pasó por cárceles como la de Bilbao, en los años duros de ETA, cuando fue secuestrado Ortega Lara, y también por Villabona, aunque algunos trabajadores de esta prisión indican que solo estuvo en ella nominalmente. Al parecer inició estudios de Derecho, que no terminó. A lo largo de los años noventa algo se torció, y Miranda, que tiene ahora 53 años, se pasó al lado oscuro. Quizá fue en la cárcel donde trabó amistad con los narcos gallegos. En aquella época reinaba Laureano Oubiña. La Policía sostiene que empezó a moverles los barcos con los que descargaban la droga en las costas de Galicia. En 1999, se le detuvo en relación al "Regina Maris", un pesquero en el que se encontraron 12,5 toneladas de hachís de Oubiña. Éste puso tierra de por medio, a Grecia, donde le traicionó el mismísimo Adnan Kassoggi. Miranda, por su parte, terminó librándose de su procesamiento, e incluso, dicen, sacó una suculenta indemnización.

Por aquella época, se sospecha (porque Manuel Miranda es inocente, ya que nunca ha sido condenado: es falso que le impusiesen a él 14 años de cárcel por el alijo de dos toneladas de cocaína del Rapanui, en 2007) empezó su relación con José Ramón Prado Bugallo, conocido como Sito Miñanco, otro icono delictivo del narcotráfico gallego. A Miranda se le intentó implicar en la "operación Grumete", que llevó a Miñanco a la cárcel, pero tampoco se le pudo demostrar, entre otras razones porque ya había puesto tierra de por medio. Una de las reclamaciones que tiene es por el alijo del torpedeto alemán "Cork", abordado en alta mar por Vigilancia Aduanera y en el que se encontraron 3,5 toneladas de cocaína. En aquel momento se sospechaba que Miranda seguía participando en la organización de Miñanco, trayendo la droga de los cárteles colombianos.

Parece que Miranda halló refugio en Perú, aunque también tiene buenos contactos en Togo, donde la Policía sospecha que pudo estar cuando emprendió la huida. Sus papeles son peruanos, aunque también tiene documentos croatas, por lo que también podría haberse movido por esta república exyugoslava. En los últimos tiempos se había instalado en Málaga, y pasaba a menudo a Marruecos, donde se movía como pez en el agua. Todo indica que había retomado su vieja relación con el hachís, aunque Marruecos se ha convertido en los últimos tiempos en la vía por la que nos narcos introducen cocaína en España, aprovechando las redes que han estado introduciendo ingentes cantidades de cannabis desde el reino de Mohamed VI.

Miranda había tratado de cambiar su aspecto todo lo posible, borrando sus huellas dactilares e injertándose cabello, pero finalmente le han cogido en Getafe, como quien dice, a la puerta de casa.