La zona de cría del bioterio de la Universidad de Oviedo en la que estaban los 6.000 ratones sacrificados el año pasado tras la aparición de un virus tiene está dotada de un restrictivo programa de seguridad a prueba de extraños. La única forma de entrar es tecleando una clave de seguridad en un panel. Un reducido grupo de trabajadores que se cuentan con los dedos de una mano están autorizados a entrar y poseen una tarjeta especial Además. sólo pueden hacerlo tras ducharse y ponerse una indumentaria especial (calzas y gorro). El objetivo de la profilaxis es evitar que los humanos puedan contaminar a los roedores y no a la inversa.