Alejandro González Lada ha enviado esta carta a la sección "Cartas de los lectores" de LA NUEVA ESPAÑA.

Siempre que mando una carta en donde expongo mi crítica hacia las administraciones soy consciente de que mis palabras no llegarán a los responsables, porque, entre otras cosas, no soy nadie para ellos. Sin embargo, sé que para mis vecinos, amigos y, en general, para los habitantes de las cuencas mineras estas palabras son fiel reflejo de una situación y de un sentir común.Jamás pensé que el abandono al que nos someten podría degenerar hasta tal punto de tener que lamentar la muerte de vecinos, amigos o familiares. Hoy despedimos a nuestro vecino, amigo, familiar, Miguel el del Pedreru; en la otra cuenca también saben de qué hablo, porque el mismo día y en circunstancias similares han sufrido la pérdida de un vecino. Ambos sufrieron fatales accidentes por asumir su sentido de la responsabilidad: los dos tenían ganado y sabían que había que atenderlo, no fueron temerarios ni corrieron riesgos innecesarios, circulaban por carreteras que supuestamente estaban en perfecto estado. Si el sentido de la responsabilidad de la Administración fuera equivalente al de nuestros vecinos, estoy seguro de que no tendríamos que lamentar otra cosa más que pérdidas materiales. Nos trasladan cifras, cantidades de litros caídos por metro cuadrado, como si en Asturias esto no hubiera pasado nunca, pero la realidad es tozuda y lo que no tiene posibilidad de ocultación es el abandono al que llevan sometiendo a la población rural, sobremanera en las cuencas mineras. Saben ustedes perfectamente que la nevada caída en febrero de 2018 causó estragos en viales, postes del tendido eléctrico y telefónico; durante el verano, circular por las carreteras de las Cuencas se convirtió en toda una aventura y auténticas rutas de safari. La tardía labor de limpieza no llegó a ejecutarse en todos los viales (lo sé porque lo vi con mis propios ojos, tanto en la zona de Aller como en la zona de Laviana), y la práctica habitual de depositar los restos de las cunetas justo en el borde, para que los mismos acaben atorando aliviaderos y tajeas, trae como consecuencia cortes y hundimientos. En octubre vimos cómo la temprana nevada hacía el trabajo que ustedes dejaron pendiente, arrojando a las vías todos aquellos árboles que se mantenían a duras penas, amenazantes, y que debemos agradecer no se desprendieran sobre ningún transeúnte. Ahora, después de hacer un ligero repaso de las incidencias acaecidas en menos de un año, ¿quieren volver a repetirme eso de que fue un temporal inusual? ¿En serio?... Les garantizo que todo lo que estoy contando no necesito que nadie me lo comente, lo llevo viendo desde hace tiempo, lo llevo denunciando de forma reiterada, pero, como siempre, las soluciones (cuando llegan) lo hacen con retraso y nunca con resultados satisfactorios.Sé que la empatía que pueden experimentar hacia quienes amamos esta tierra se reduce a la captación del voto, pero jamás imaginé tal desafección hacia nuestra gente, cuando ustedes, insensibles, seguían con su agenda en Fitur, espicha incluida para alcaldes, mientras Asturias naufragaba en el más absoluto caos y se vestía de luto.Siempre fui votante progresista, jamás me aliaré con la derecha, pero sepan ustedes que vista la humanidad demostrada acaban de sepultar uno de los insignificantes votos que solían cosechar en esta tierra.Las pérdidas humanas no tienen reparación posible; el dolor, la ausencia y la pérdida serán asumidos por familia, amigos y vecinos. Y si no quieren que esta situación se repita, tienen mucho trabajo por delante, y empiecen por donde tuvieron lugar los fatales accidentes, porque a fecha de hoy la carretera que da acceso a Urbiés en zonas próximas a la población presenta unas grietas que amenazan con deslizar la calzada al abismo. En Aller el hundimiento de la vía de Feve augura por voz de sus vecinos el fin del servicio a la población de Cabañaquinta; espero que con Urbiés no se estén planteando lo mismo.