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La pérdida de los 6.000 ratones frena la carrera de Asturias en la élite científica mundial

El proyecto de López Otín sobre el envejecimiento, financiado por el Consejo Europeo con 2,5 millones de euros, ha sido uno de los afectados del bioterio

La continuidad de Asturias en la élite de la Ciencia pende de un hilo. La investigación de Carlos López Otín sobre los mecanismos moleculares del envejecimiento era, desde abril de 2017, uno de los proyectos científicos más relevantes realizados en la región al obtener una financiación de 2,5 millones de euros del Consejo Europeo de Investigación. Sin embargo, el proyecto ha sufrido un importante revés por la pérdida de los ratones con los que el bioquímico trabajaba.

El tribunal del ERC Advanced Grant -el más prestigioso programa europeo de apoyo a la investigación de vanguardia- valoró la propuesta del catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo como una de las mejores de las 2.400 que había recibido. Le convenció su búsqueda de una longevidad saludable y la posibilidad de hallar por las claves del cáncer. López Otín y su equipo asumieron la tarea sin moverse de Oviedo haciendo uso de los recursos disponibles. Entre otros, del bioterio del Campus del Cristo. Pero todo se torció a mediados del año pasado.

Apareció un virus en el bioterio que obligó a sacrificar a 6.000 ratones usados para la ciencia. El 70%, propiedad de López Otín. En paralelo, comenzó la difusión de comentarios anónimos que echaban por tierra varios de sus trabajos. El científico estuvo de baja y en junio se instaló en París con una beca del Ministerio. Volverá a Oviedo el 1 de marzo para cumplir sus obligaciones como profesor universitario del curso 2018-19. La recuperación del trabajo perdido con los ratones se alargará al menos dos años. En la entrevista que concedió el 28 de enero a LA NUEVA ESPAÑA afirmó no tirar la toalla: "(...) Veo mucho más probable cambiar el foco de mi actividad fundamental una vez que cumpla los compromisos ya establecidos con algunos proyectos".

Una clave de seguridad, única forma de entrar al búnker donde estaban los roedores sacrificados

La zona de cría del bioterio de la Universidad de Oviedo en la que estaban los 6.000 ratones sacrificados el año pasado tras la aparición de un virus tiene está dotada de un restrictivo programa de seguridad a prueba de extraños. La única forma de entrar es tecleando una clave de seguridad en un panel. Un reducido grupo de trabajadores que se cuentan con los dedos de una mano están autorizados a entrar y poseen una tarjeta especial Además. sólo pueden hacerlo tras ducharse y ponerse una indumentaria especial (calzas y gorro). El objetivo de la profilaxis es evitar que los humanos puedan contaminar a los roedores y no a la inversa.

(La Universidad tardará casi dos años en criar nuevos ratones para uso científico)

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