Al menos dos alumnos de cada aula sufren acoso escolar. Los datos los aporta Unicef Comité Español tras llevar a cabo un estudio de la realidad de las aulas y que señala que, entre los alumnos de 12 a 16 años, el 6,9% afirma haber sufrido ciberacoso en los dos últimos meses y el 3,3% reconoce haber participado como ciberagresor. Además, al menos uno de cada cinco niños y una de cada siete niñas está implicado en episodios de ciberbullying.

Con estas cifras no es de extrañar que los padres y madres pongan las manos en la cabeza y exijan dos cosas: más información y una verdadera implicación de las familias en los colegios. La presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) Miguel Virgós, Clara Díaz, denuncia que la actitud de la mayoría de los colegios "practican el ausentismo de las familias. Lo lógico sería que cualquier padre o madre pudiese acudir un día a clase a ver cómo se desarrolla el trabajo en las aulas y conocer si de verdad hay situaciones de acoso o no". Porque, lamentablemente, "cuando hay un caso grave de bullying es cuando se nos notifica", lamenta la presidenta de la FAPA, que reclama una "verdadera comunicación con las familias, que no existe".

Según Unicef Comité Español, que preside el asturiano Gustavo Suárez Pertierra, en una clase cualquiera de un centro educativo español, es posible decir que al menos dos personas en cada aula se han visto envueltas en situaciones de ciberbullying, "algo que destroza la vida de muchos niños y adolescentes", apostilla la organización.

Pero existe también otro tipo de acosos que están afectando a nuestros jóvenes y sobre los que Unicef pone el foco. El acoso sexual en internet afecta en una proporción mayor a las niñas. Según el informe de Unicef "Los niños y las niñas de la brecha digital en España", presentado hace un año, en España, el 42,6% de las chicas afirmaba haber sido víctima de algún tipo de violencia o acoso sexual online frente a un 35,9% de los chicos.

Los niños más vulnerables y atacados son los que pertenecen a colectivos tradicionalmente victimizados como los de la comunidad gitana, la infancia migrante, los niños con discapacidad o el alumnado LGTBI. Según el "Informe sobre delitos de odio en España 2016", 262 casos registrados fueron por motivo de discapacidad, mientras que el 15% del alumnado LGTBI padece ciberacoso por su orientación sexual, según el estudio "Ciberbullying LGTB-fóbico".

Unicef alerta de que el ciberacoso puede causar un "daño profundo" porque las vejaciones y los insultos que recibe la víctima de forma continuada pasan factura. Y, es más, es muy complicado que los que sufren un caso de ciberbullying sean capaces de borrar tanto la huella de los daños psicológicos como la digital.

Más drogas

Más drogasLa intimidación y el ciberbullying se alimentan mutuamente y forman una escala continua de comportamiento dañino, según esta organización, que resalta que las víctimas del ciberacoso tienen más posibilidades de consumir alcohol y drogas y de faltar a la escuela que otros estudiantes.

Asimismo, sostiene que quienes padecen el acoso de sus iguales también presentan una mayor propensión a sacar malas notas, sufrir problemas baja autoestima y problemas de salud, e incluso, en situaciones extremas, el ciberbullying puede llevar al suicidio.

En diciembre de 2016 una niña se suicidó en Murcia con tan sólo 13 años, cansada del acoso escolar al que estaba sometida. "Mamá, no puedo más", alertó la pequeña Lucía, que prefirió la muerte ante que volver a sentarse en su pupitre.