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La guía secreta de Asturias

Paseo de invierno hasta San Emeterio

El entorno en el que se levanta la iglesia dedicada a Santumedé, en Pimiango, cuenta con rutas de interés y con lugares de gran importancia arqueológica

Mirador del Picu, antes de bajar a San Emeterio y las cuevas de El Pindal. ANA PAZ PAREDES

Cuando el mal tiempo da una tregua, el sol sale y las nubes son formas imaginables en el cielo, apetece aún más caleyar Asturias cuando aún estamos en invierno. Es como escapar de la tormenta pasada, cuando llega la calma, y reanudar el descubrimiento de una tierra que allá donde la mires siempre es diferente a la primera vez que la descubres.

Así, por ejemplo, una experiencia gratificante es acercarse hasta Pimiango (Ribadedeva) y en dirección a la iglesia de San Emeterio y su entorno, un valle de tremenda belleza, detenerse ante uno de los dos miradores que existen en la zona. En este caso, el mirador del Picu. Curiosamente, éste es un mirador donde tan espectacular es el mar que desde él se ve -si se da el caso de que el día sea claro- también parte de los Picos de Europa, allá a lo lejos, y estos días ligeramente nevados si nos damos la vuelta para mirar la montaña. Así se puede contemplar el entorno costero desde la playa de Ribadesella hasta el mismo faro de San Emeterio. Y, en la montaña, cuando nos giramos, la sierra del Cuera y el Urriellu (Naranjo de Bulnes) allá a lo lejos. Hay una pequeña zona recreativa, una fuente y también espacio suficiente para aparcar.

Los amantes de los miradores también tienen otro aquí, el del Picu Cañón, en un promontorio que permite descubrir parte de la vecina comunidad cántabra.

Ahora bien, otra gran sensación es cuando, en un silencio donde se escucha en toda su plenitud la naturaleza, se llega hasta el prao donde se levanta la ermita de Santumedé, dedicada a San Emeterio y San Celedonio. Un lujo sin precio poder disfrutar de tanta paz, sosiego y belleza mientras se escucha el sonido del mar no tan lejos, tapado ante nuestros ojos por un impresionante bosque de encinas y acebuches, y donde los amantes de la Prehistoria pueden bajar a conocer la cueva de El Pindal.

Eso sí, en estas fechas es necesario consultar los horarios para hacer la visita guiada a la misma, así como también los horarios de atención en el centro de interpretación de este lugar, que está allí.

Aunque cuenta con documentación del siglo XVIII, el origen de la construcción de la iglesia parece remontarse al siglo XVI. Además de recorrer su exterior, también se aconseja ver el interior de este lugar, donde tantos fieles peregrinaban a pedir la intercesión del santo, a su vez patrón de los zapateros, para sanar los huesos rotos, en especial si se trata de las piernas y de los pies. El 3 de marzo, domingo, se celebrará allí una de las romerías más guapas de Asturias, fiesta de interés regional, que hay que apuntar en la agenda para vivirla y disfrutarla en toda su intensidad.

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