A Ramón Prendes le han pasado muchas cosas en su recorrido como máximo responsable de la Unión de Guardias Civiles pero hasta ahora nadie había amenazado con abrirle un expediente por instalar un urinario en la vía pública para, en sus propias palabras, "mejorar la vida de los compañeros". El problema radica en dónde instaló el asturiano ese servicio: a las puertas del polémico chalé de Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar.

Los problemas con los agentes de la Guardia Civil que custodian la vivienda empezaron hace tiempo, según relata Prendes. "Normalmente, el protegido deja un área de su casa reservada para que los compañeros que hacen guardia en la puerta puedan entrar y salir. Son muchas horas y tienes que ir al baño", asegura el agente. El problema, añade, es que en este caso los protegidos, Iglesias y Montero, "decían que no querían ni ver un guardia civil dentro de su casa". Por todo ello "no vimos más opción" que instalar un urinario. Prendes asegura que los responsables del cuerpo sólo planteaban "que los compañeros se turnaran, pidieran un relevo y fueran hasta el cuartel para ir al baño, pero eso era inviable", explica.

La unión de Guardias Civiles pidió permiso al Ayuntamiento de Galapagar. Se lo concedieron en 24 horas. Pero, entonces, los responsables del cuerpo le llamaron para amenazarle con un expediente, según relata el asturiano.