Un diagnóstico claro para plantear una batería de medidas no menos claras y concisas. Es lo que hizo ayer, con precisión cirujana, el economista Luis Garicano en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, donde presentó su libro "El contraataque liberal" y firmó decenas de ejemplares. "Vamos a pensar, como liberales, cómo paramos esta ofensiva (populista y nacionalista) y hacemos un contraataque para recuperar la iniciativa", proclamó Garicano, presentado por Juan Vázquez, exrector de la Universidad de Oviedo. Además de en su calidad de economistas, ambos coinciden ahora bajo el paraguas del mismo partido, Ciudadanos: Garicano es candidato a las elecciones europeas y Juan Vázquez lo será -primarias mediante- al Principado.

El economista vallisoletano -"si miramos al futuro, estamos viendo un futuro ministro de economía; y si miramos al pasado vemos un currículum deslumbrante", dijo Vázquez de él- diseccionó dos incertidumbres actuales: la digitalización de la economía, que "genera ansiedad a la clase media", y el avance de nacionalismos y populismos. Respecto a estos últimos, llamó a "dar la batalla de las emociones". Y, advirtió, "no podemos contraponerlas con la razón, porque no vamos a ganar; sino con la emoción positiva de un patriotismo positivo". Y se explicó: "No es algo basado en que nuestra nación es superior o que ganamos una guerra hace no sé cuánto, está basado en un proyecto con futuro. Un patriotismo que respete la diversidad, que no sea excluyente, que sea autocrítico".

Una medida a la que sumó una segunda: fortalecer el papel de las instituciones. "El populismo crece cuando vemos que en Cataluña pasan cosas ilegales y no pasa nada, cuando el Estado es ineficaz o tenemos unas autonomías que no plantean respuestas". Algo que hizo extensivo a la UE: "Europa también ha generado populismo porque la gente ha percibido que no tenía soluciones a la crisis de las migraciones y del euro". Invitó así a que las instituciones ganen eficacia, dejando claro que Vázquez estuvo muy acertado al destacar su "vocación europeísta" así como su "afán reformista y modernizador".

Y, por último, Garicano, que recordó su fuerte vínculo a Asturias, donde vivió cuando era niño, añadió una tercera medida: "Que el estado del bienestar cambie para que el progreso llegue a todos". En este sentido criticó con dureza el planteamiento de la izquierda de una renta universal -"supondría duplicar los fondos para pensiones", puntualizó- y apostó por "un complemento salarial que funcione como un IRPF negativo, que se cobra en vez de pagarse". De esta manera, explicó, "se mantiene el incentivo al trabajo".

Garicano fue muy aplaudido por un auditorio con mucha presencia de cargos de Ciudadanos: sus tres diputados autonómicos, Nicanor García, Armando Fernández Bartolomé y Diana Sánchez; el secretario de organización, Sergio García; los coordinadores locales de Gijón y Oviedo, Rubén Pérez Carcedo y Jorge Fernández-Mier; o ediles de Oviedo (Luis Pacho), Gijón (José Carlos Fernández Sarasola) y Avilés (Carmen Pérez Soberón). Igualmente asistió Ignacio Cuesta, decano de los abogados en Oviedo y posible candidato a la alcaldía, quien se saludó afectuosamente con Juan Vázquez. Fue el abrazo de dos aspirantes por proclamar.

Pero Garicano no vino a hablar de política, aunque sí deslizó alguna cuestión al respecto. "El político 4.0. debería ser una persona capaz de navegar las corrientes del cortoplacismo actual y llevar la mirada al horizonte", señaló. También apuntó a los problemas del sistema educativo actual. "Tenemos una educación pensada para una sociedad industrial. Podría servir a las fábricas, a la industria mecánica? Pero no es la educación del siglo XXI: necesitamos una que enseñe a pensar, a discurrir, a ser creativos, a ser social", recalcó antes de lanzar una puyita a, entre otros, quienes luchan por la oficialidad del bable. "Estamos con cuestiones identitarias como lo prioritario y lo veo surrealista, como para tirarse por la ventana", zanjó con rotundidad.