Los gijoneses se sumaron ayer al respaldo a la candidatura de la sidra como Patrimonio Inmaterial de la Unesco. Muchos manifestaron su apoyo dejando su firma en un libro ubicado en la Oficina de Turismo y otros lo hicieron, simplemente, culete en mano.

"Asturias no puede entenderse sin la sidra", afirmaba rotunda Marta Fernández, una de las muchas gijonesas que disfrutó ayer al sol de la hora del vermú en la plaza Mayor. "Ya está bien de que todo el reconocimiento vaya para el flamenco y los andaluces; España es mucho más que eso y aquí en Asturias no entendemos la vida sin la sidra", sentenciaba.

Fernández compartió ayer el mediodía con Carmen Méndez, una cita que ya se ha convertido "en una rutina de los fines de semana", porque la sidra, cuanto menos, genera muchos vínculos. "Es una tradición, los sábados siempre presta tomarse algo antes de comer y charlar un rato", aseguraban.

Los que tampoco saben lo que es salir sin compartir un vaso son los avilesinos Blanca Fernández y Misael García, que ayer se tomaban un culete después de mucho tiempo de abstinencia. "Desde que nació el peque no salimos nada y perdimos facultades. Hoy está prestándonos por la vida la sidra", explicaba la pareja, que disfrutó ayer del mediodía junto a su hijo Gonzalo en Cimadevilla.

"Antes salíamos todos los días, hasta por semana, luego llegó el peque y nada. Fíjate si nos gusta la sidra que el día antes de casarnos celebramos una espicha en un llagar e invitamos a todo el mundo", relatan. "Aquí en Gijón hay más oferta, por eso venimos mucho, porque en Avilés no hay tantos sitios sidreros", agregaban.

Si algo tiene esta bebida es un componente social, que invita a la reunión y a la celebración entre amigos. Así lo aseguraban ayer Gloria Díaz y Pelayo Rubiera, que se juntaban en familia en Cimadevilla para disfrutar del fin de semana. "Nosotros somos familia sidrera, nuestro padre tiene un llagar y tenemos mucha cultura", explicaba Díaz. "La verdad que es una bebida muy social, que une mucho y sin la que no puede entenderse nuestra cultura", añadía.

Julio Rodríguez y Sara Longo son otra pareja aficionada a la sidra y ayer aprovechaban el buen tiempo para tomarse unos culetes antes de comer. "Lo bueno de la sidra es que se comparte", afirmaba Rodríguez mientras le escanciaba un vaso a su mujer. "Aquí no nos podemos quejar de sitios para tomarla con amigos. El Ayuntamiento, la Cuesta del Cholo... somos bastante asiduos", reconocía el asturiano, que es ovetense pero lleva diez años viviendo en Gijón.

Entre culete y culete también se colaron algunas propuestas darle más fuerza a la candidatura del Principado, como "incluir el asturiano por la vinculación que tiene con la cultura sidrera". "Son dos cosa que van de la mano: el escanciado, los llagares, el culín... parece que si no no se entiende del todo", apuntaba Enol Orviz, que es de Blimea y pasó ayer el día en Gijón.

Además del apoyo de los ciudadanos con las recogidas de firmas, el Ayuntamiento de Gijón también ha querido respaldar la candidatura del Principado de la cultura sidrera con diferentes propuestas que fomentan el consumo de la bebida y, además del encendido de la Casa Consistorial, durante esos días han promocionado el bono de visitas a llagares de la ciudad, que ahora podrá adquirirse a la mitad de precio de lo habitual.