Fin a seis meses de especulación y desasosiego en Llanes. Los vecinos de este concejo desayunaron ayer con la esperada detención de los cuatro presuntos autores del crimen del concejal de IU Javier Ardines. Durante los más de 180 días que pasaron desde que el edil fue asesinado a 300 metros de su vivienda hasta que los periódicos digitales y programas televisivos abrieron sus portadas con el trágico desenlace, se barajó de todo. Primero cobró fuerza la hipótesis de un móvil político, aunque siempre estuvo ahí el runrún de un motivo sentimental. El 21 de agosto, miles de personas se concentraron frente al Ayuntamiento para exigir "justicia y castigo ejemplar" para los asesinos de su paisano. Hubo más muestras de repulsa en Asturias: desde la Junta General hasta Riosa. En este último municipio, a raíz de las amenazas de muerte denunciadas por la alcaldesa y un edil.
La Guardia Civil puso patas arriba Llanes. Indagó la vida personal de la víctima, su actividad laboral y también política, interrogando a decenas de personas y analizando las señales de telefonía de la zona. Durante días no se habló de otra cosa. Pero la versión política empezó a desinflarse en favor del móvil sentimental. En noviembre, las investigaciones ya apuntaban a la autoría de una persona de fuera de Asturias, conocedora de la zona y movido por los celos. Pero lo que pocos esperaban es que el autor intelectual del asesinato estuviese en casa: un primo político de Ardines. A pesar del mazazo, Llanes ya puede respirar con alivio.
