Pedro Luis N. A. acudió ayer al registro de su vivienda estival en Llanes aparentemente tranquilo, impasible, con el rostro serio y la cabeza tapada con la capucha de una sudadera azul marino y de un anorak verde, las mismas prendas que llevaba en el momento en que fue detenido a primera hora de la mañana del martes en Amorebieta, Vizcaya. No ocultaba la cara. Mirada baja. El supuesto inductor del asesinato de Javier Ardines volvió a la casa que compartía con su esposa, prima carnal de la viuda, a escasos metros de la vivienda del edil y del lugar donde éste fue brutalmente agredido hasta acabar con su vida pasadas las seis de la mañana del pasado 16 de agosto, día grande de las fiestas de San Roque en la capital del concejo. A poco más de cien metros del lugar del asesinato, a 9.10 de la mañana de ayer, comenzaba el registro de la vivienda adquirida por Pedro Luis N. A. y su mujer en la primavera del año 2017, animados precisamente por el propio Javier Ardines y su esposa. El trabajo en busca de pruebas se prolongó por espacio de casi dos horas.

Varios coches de la Benemérita llegados desde el cuartel de Llanes irrumpieron en la vivienda del presunto instigador del crimen. De su interior salió un puñado de guardias civiles de la Policía Judicial de Llanes y Gijón y agentes que lucían en sus chalecos el distintivo de la Unidad Central Operativa (UCO), el cuerpo central del servicio de Policía Judicial del Instituto Armado, encargado de la investigación y persecución de las más graves formas de delincuencia. Ni rastro de curiosos ni de vecinos de la zona. Diez minutos antes de que Pedro Luis N. A. entrase en la vivienda pasaron por delante de la casa, en coche, dos hermanas de la viuda de Ardines con rostro serio. Ambas, según fuentes cercanas a la familia, no se separaron de ella durante la larga noche posterior a la detención de su primo político y dos argelinos supuestos autores materiales del crimen, así como el presunto intermediario, J. M. B.

El registro se dividió en tres partes. La primera se llevó a cabo en la planta baja de la vivienda. Las ventanas estaban cerradas y las persianas bajadas. El entrar y salir de agentes era constante. A la media hora de comenzar un agente de la UCO entró en el interior con una escalera plegable. Instantes después otros dos introdujeron en la casa tres fundas de escopeta. En una de ellas se podía leer la palabra "Benelli", marca de un arma semiautomática. "Están vacías", exclamó uno de los Guardias Civiles. Eran las diez en punto de la mañana y los primeros rayos de sol bañaban la finca.

A las 10.10 el registro se trasladó al garaje, con capacidad para dos vehículos. En su interior hay varias estanterías. Instantes antes, varios agentes habían estado ya en su interior. Desde el exterior se escuchaba el ruido de objetos, como si los agentes posasen en el suelo herramientas. A las 10.18 horas, guardias civiles vestidos de paisano abandonaron la vivienda con maletines y mochilas que introdujeron en el maletero de un coche. Pusieron rumbo a Llanes.

Tras veinte minutos en el garaje el registro se trasladó a un cenador con cristalera exterior y vistas a la carretera que pasa justo delante de la casa. La Benemérita colocó delante un coche y obligó a los periodistas apostados junto al muro de una finca colindante a retirarse. Fue el primer momento del registro en que los medios de comunicación no pudieron moverse con absoluta libertad por el perímetro exterior de la vivienda. "Es importante que de esta parte de la diligencia no se vean imágenes", dice uno de los guardias civiles encargado de retirar a los periodistas.

A los diez minutos de ser introducido en el cenador, Pedro Luis N.A. volvió al interior de su casa de veraneo. Es la cuarta vez que pasa ante la prensa. Ni una mueca sale de su rostro hierático.

Son las 10.52 cuando concluye el registro y el detenido es devuelto a los calabozos del cuartel de la Guardia Civil de Llanes. Se va como llegó. Impasible, con el rostro serio y aparentemente tranquilo. No hace ademán de mirar a las cámaras que le apuntan ni contesta a las preguntas de los periodistas de las televisiones que en ese momento están transmitiendo en directo. "¿Pedro, contrató usted a los sicarios? ¿Planeó usted el crimen?", son dos de ellas. Detrás de él dos agentes de la Unidad Central Operativa salen de la casa de Belmonte de Pría con sendas cajas de cartón repletas de pruebas. En ese momento la prensa invade la carretera que minutos antes dos agentes de la Policía Local de Llanes habían cortado por motivos de seguridad.