Alejandro Criado Fernández, magistrado de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), recibió ayer un multitudinario y emotivo homenaje por su jubilación. A la comida, a la que asistieron más de 150 personas, acudieron los más altos representantes de la judicatura asturiana, además de magistrados, abogados, graduados sociales y representantes de las administraciones nacional y regional.

Tras cuarenta y cinco años impartiendo justicia, el riosellano Alejandro Criado se tuvo que jubilar el pasado día 7 por edad , al cumplir 72 años y después de acumular numerosas experiencias en sus variados destinos desde que aprobara las oposiciones a juez en 1978: Dolores (Alicante), Laviana, Durango, Aller, Cangas de Onís, Carballo (Coruña), Gerona y Oviedo.

El magistrado, presidente de la Asociación Cultural de Amigos de Ribadesella (ACAR) -reelegido en 2015-, estuvo acompañado, entre otros, por el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, Ignacio Vidau; la fiscal superior de Asturias, Esther Fernández; la directora provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), Rocío Isabel Doval Martínez; el director general del Gobierno regional, Antonio González; el decano del Colegio de Abogados de Oviedo, Ignacio Cuesta, y el de Graduados Sociales, Marcos Óscar Martínez.

Alejandro Criado fue además uno de los fundadores de la asociación profesional "Jueces para la democracia", y entre los asistentes se encontraban muchos magistrados de ese y de otros colectivos profesionales de la judicatura.

Anécdotas y regalos

Fueron numerosas las anécdotas y vivencias personales y profesionales que el magistrado ya retirado recordó con sus compañeros durante la comida homenaje. Y es que con muchos de ellos ha compartido décadas, como con el presidente del TSJA, Ignacio Vidau, y los magistrados José Ignacio Pérez Villamil y Julio García Braga. Y también con Agustín Azparren, con el que coincidió en la cuenca del Caudal a finales de las década de los años 70 y principios de los 80.

También hubo momentos para recordar anécdotas vividas durante la instrucción de algún caso o la celebración de algún juicio. Y es que cuarenta y cinco años ejerciendo la profesión dan para mucho. Muchos coincidieron en destacar el "comportamiento tan humanitario" de "un buen juez en lo humano y en lo profesional".

En el homenaje no faltaron los tradicionales discursos, regalos y palabras de felicitación y despedida profesional al recién jubilado, que ya tiene claro a qué se va a dedicar ahora, más allá de a la asociación ARCA y a los paseos y compartir conversaciones con los amigos. Ahora tendrá tiempo para dedicarle a su nieta recién nacida y a estudiar, porque entre sus planes figura matricularse en la Escuela Oficial de Idiomas.