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El plan del Gobierno pone en riesgo el suministro eléctrico a la industria regional

Asturias tendrá que importar energía por el cierre de térmicas, lo que desata el temor a que la red de transporte de electricidad sea insuficiente

Central térmica de Aboño. M. LEÓN

El anteproyecto del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) presentado el viernes por la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, ha hecho saltar todas las alarmas en la industria asturiana con la vista puesta en un horizonte de 11 años, ya que teme un riesgo de desabastecimiento al caer la potencia de generación eléctrica y tener que importar electricidad. Esto ha hecho que surjan dudas sobre la capacidad de la red de transporte de electricidad en la región y la necesidad de que Red Eléctrica analice si habrá que realizar inversiones, con las enormes dificultades que supone la instalación de nuevas líneas de alta tensión.

La participación del Principado en materia energética a nivel nacional se sitúa en un intervalo de entre el 4 y el 7 por ciento en potencia de generación eléctrica instalada, generación efectiva de energía y demanda de energía eléctrica entre otros parámetros. Esto hace que la energía sea clave para la competitividad y la industria asentada en la región.

Asturias genera en la actualidad más energía de la que consume, y el 86 por ciento de esa generación lo hace en las centrales térmicas de carbón, de las que en 2030 sólo quedarán dos en activo: Aboño II y Soto de Ribera, ambas de EDP.

El anteproyecto del plan presentado por la ministra Ribera y enviado a Bruselas establece las condiciones de transición energética hasta 2030. Y va más allá de las exigencias de la Unión Europea, que plantea para entonces un 32 por ciento de participación de energías renovables en la generación eléctrica y que el Gobierno español eleva hasta el 40 por ciento. Esto supone que las renovables deben representar el 74 por ciento de la generación de electricidad dentro de 11 años.

Para alcanzar el objetivo establecido por Madrid, España debe duplicar la potencia eólica instalada en la actualidad (hasta 50 gigavatios). La solar fotovoltaica tiene que pasar de representar los 4,8 gigavatios (GW) actuales a 36,8, lo que parece harto difícil si se tiene en cuenta además que se deberían construir líneas, subestaciones y conexiones nuevas, que supondrían un importante impacto económico y ambiental. También tendría que aumentar la generación solar termoeléctrica de 2,3 GW a 7,3, algo complicado con el elevado coste por kilovatio instalado

Los ciclos combinados de gas se mantienen, igual que la generación hidráulica, mientras que la nuclear se reduce de forma progresiva a partir de 2025, cerrando centrales conforme a su antigüedad.

Pero el nudo gordiano para Asturias y su industria del plan del Gobierno estatal es el tajonazo a la generación con las centrales de carbón, cuya participación en el mix energético nacional debe reducirse de los 11,3 gigavatios actuales a 1,3 en 2030.

El plan de la ministra Ribera supone que los 2.222 megavatios (MW) de potencia instalada de centrales eléctricas de carbón se reducirían a 917, al quedar en activo nada más que las centrales de Aboño II y Soto de Ribera y cerrarse todas las demás. Es decir, una reducción del 59% de potencia de generación instalada.

Los expertos consultados alertan del riesgo de desabastecimiento para atender la elevada demanda de la industria asturiana en general y la electrointensiva en particular. No tanto por la falta de viento y de sol para sustituir al carbón, como por la capacidad de la red de transporte de la energía que el Principado necesitará importar para atender la demanda. A esto se suma otro factor: la calidad de la energía, ya que los procesos industriales están tan tecnificados que no admiten bajadas de tensión o cortes de suministro eléctrico.

Una prioridad inmediata es, según estas fuentes, que Red Eléctrica realice modelos de simulación para analizar si es necesario realizar inversiones en Asturias que eviten estos riesgos.

La construcción de una nueva línea de alta tensión supondría enormes dificultades. Aún sigue viva la polémica por el despliegue entre Lada y Velilla, que Red Eléctrica quería tener lista en 2020 y que no se ha llevado a cabo por la oposición frontal de grupos de vecinos y colectivos medioambientales a que atravesara la Cordillera Cantábrica, tal y como figura en el proyecto.

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