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El cambio climático favorece la expansión del insecto

El origen de esta "plaga", frecuente en Europa, pero no en España, hay que buscarla en 1997 con la compra de unos corzos en Ciudad Real procedentes de Francia. Los animales murieron y se concluyó entonces que habían sido infectados por la "Cephenemyia stimulator", una mosca que parasita casi exclusivamente

en las narices de los cérvidos. Los expertos desconocen cómo el insecto pudo llegar a la región, aunque una de la causa pudo ser el transporte de cabezas de corzos como trofeo, ya que en ellas puede haber presencia de larvas.

El cambio climático favorece la expansión del insecto por el Principado: cada vez los inviernos son más cálidos y por tanto no matan al "gusano". De todas formas, se trata de un parásito "extraordinariamente" bien adaptado y con recursos fisiológicos que le permiten superar situaciones muy adversas. Hay un tratamiento posible, la ivermectina (un antiparasitario vía oral o inyectable), pero que es inaplicable en corzos en libertad, ya que puede tener efectos sobre el ganado y otras especies silvestres.

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