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El inductor del crimen de Ardines "nunca dudó" de su intención de matar

La Guardia Civil resalta su frialdad | La mujer del instigador negó primero y luego reconoció ante los agentes su aventura con el edil

A pesar de que transcurrieron tres meses desde que en el mes de mayo se empezó a planificar todo lo que iba a suceder en agosto, cuando finalmente los sicarios ejecutaron su plan, Pedro Luis N. A. no llegó a dudar "ni un momento" del plan que había trazado con su compañero Jesús M. B., un operario que le hacía algunas "chapuzillas" para su empresa de electricidad y que en este caso le propuso contratar a los argelinos que finalmente atacarían a Ardines y acabarían con la vida del concejal en la madrugada del 16 de agosto, a pocos metros de la casa de la víctima en Llanes.

Pedro Luis N. A. -un padre de familia con residencia en Amorebieta que presumía de un alto nivel de vida entre sus conocidos y que contaba con antecedentes penales por varios delitos- empezó a plantearse su relación en diciembre. Durante el puente de la Constitución cena en una sidrería de Nueva de Llanes con su mujer y Ardines. En un momento de la velada se va al baño y deja su teléfono grabando encima de la mesa. Cuando escucha la conversación entre su mujer y el concejal confirma sus sospechas. En la grabación -de poco más de un minuto y de la que ha tenido conocimiento este periódico aunque no es preciso detallar- Ardines y la mujer de Pedro Luis N. A. hablan de forma distendida sobre su relación y sobre el hecho de que Pedro Luis N. A. no se hubiera enterado de nada. El inductor del crimen cae en una depresión y su matrimonio entra en una época de altibajos. Tanto que incluso él llega a utilizar las redes sociales para anunciar una separación que finalmente nunca llega a producirse. La citada grabación fue clave en el crimen: la Guardia Civil empezó a tirar del hilo cuando apenas tres horas después del fallecimiento de su padre la hija de Ardines les enseña el mensaje que había recibido meses antes en su móvil y en el que Pedro Luis N. A. le enviaba esa conversación mantenida por su padre y su supuesta amante.

Cuando su amigo Jesús M. B. le plantea a Pedro Luis N. A. la posibilidad de contratar a un sicario éste no lo duda. Es entonces cuando aparecen en escena Djelali B. -el hombre que finalmente confesó lo sucedido ante la juez de guardia- y Maamar K., el extranjero que actualmente permanece en prisión en Suiza por atracar una pizzería con una pistola. El propio Pedro Luis N. A. guía al primero de los sicarios y al enlace con ellos hasta Llanes. La Guardia Civil sitúa esa primera visita a Asturias -habrá tres de los sicarios contando la del crimen- a finales de julio.

Pedro Luis N. A. -que guardaba armas para las que tenía licencia y dinero en efectivo en casa tal y como se vio en los registros- nunca pensó que le fueran a pillar. "A ese no lo pillan", llegó a decir a unos amigos que hablaban del crimen de Ardines.

La mujer del inductor también intentó ocultar su aventura durante la investigación en un primer momento. En su primera declaración ante la Guardia Civil tras el crimen de Javier Ardines, la testigo negó haber mantenido cualquier tipo de relación con Ardines a pesar de que los agentes de la Comandancia de Gijón contasen con pruebas de lo contrario. Luego, en un segundo interrogatorio, ya tuvo que rendirse a las evidencias que tenía la Guardia Civil.

Los abogados vascos que a partir de ahora se harán cargo de la defensa de los dos detenidos que han rechazado el letrado de oficio -Pedro Luis N. A. y Jesús M. B.- tienen previsto visitar hoy a sus clientes en la cárcel de Asturias, en la que ya han pasado cuatro noches. Posteriormente los abogados podrían personarse en los juzgados de Llanes para asumir las respectivas defensas. Los arrestos se lograron después de siete meses de arduas tareas de investigación por parte de la Benemérita.

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