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La guía secreta de Asturias

La magia del Guadamía camino del mar

La senda de Samuel, con inicio y fin en Llames de Pría (Llanes), ofrece casi cuatro kilómetros de belleza natural, historia en piedra y disfrute fotográfico

A pocos días de que entre la primavera, muchos lugares de Asturias ya empiezan a recuperar su carne verde y algo más de tiempo con luz, lo que invita a salir a la caleya con más ganas y más ilusión si cabe. Para poner en forma el espíritu, además del cuerpo, una buena opción es recorrer sin prisas una senda que lo que tiene de sencilla, no le resta belleza y espectacularidad. Se trata de la senda de Samuel, en homenaje a Samuel Cachero Álvarez, a quien se le recuerda en una placa al pie del puente medieval, a uno de cuyos lados está Cuerres (Ribadesella) y al otro Llames de Pría (Llanes). De hecho es el propio río Guadamía, que nace a los pies de la sierra de Les Pandes y al que también llaman Aguamía, el que ejerce de frontera natural entre ambos concejos del oriente astur.

En Llames de Pría, junto a la que fuera la bolera del pueblo, hay un panel explicativo al que el sol y la lluvia han ido comiendo la información, que habla de esta ruta, sus inicios y la riqueza que se puede ver en ella. Eso sí, hay que caminar unos 800 metros por asfalto hasta llegar a la desviación, a la derecha, por un camino donde ya se ve bien señalizada la senda del río Guadamía, de una longitud de 3,7 kilómetros y que se inicia, realmente, cuando se accede a la misma por una portilla, a un lado del puente. Esta zona también es paso del Camino de Santiago por la costa.

Enseguida se camina junto al río en esta ruta, que se puede hacer en familia, y pronto se llega al primer molino, llamado El Picu. Allí una pequeña cascada y su caída invitan a fotografiar el entorno, algo que sucederá muchas veces en todo el recorrido. Falta -y es preciso señalarlo- uno de los peldaños en la escalera de bajada que hay allí, posiblemente por efectos de la lluvia y el mal tiempo pasado. La senda está limpia a lo largo de todo el trazado y se camina sin problemas. Sin duda llaman la atención algunos troncos caídos sobre el agua y que convierten el paisaje en una inmensa escultura viva. Sorprende también enseguida un segundo puente medieval, el de Arenes, decorado con gusto por la Naturaleza. El recorrido es, a cada paso, un nuevo descubrimiento. Como la vieja canalización de otro molino, este ya muy deteriorado y junto al cual hay también otra pequeña cascada.

Antes de llegar a sus ruinas, un tercer puente medieval también sale al paso del caminante. Toda la ruta continúa con suaves zigzags junto a este río, a través de las pasarelas de madera que lo cruzan. Emocionan la tranquilidad y la belleza de este lugar, sobre todo cuando a poco de finalizar llegamos hasta el encuentro del río con el mar en la playa de Guadamía, sobremanera cuando empieza a subir la marea y ambas aguas se abrazan en un punto común. La ruta finaliza de vuelta a la plaza del pueblo, en Llames de Pría.

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