Feminismo para todas las edades. Así se puso de manifiesto ayer en la heterogénea marea de mujeres que se concentró horas antes de la manifestación en la plaza del Ayuntamiento de Gijón, en el que niñas, jóvenes y veteranas vestidas de morado compartieron cánticos y se sumaron al manifiesto del 8M, "porque lo importante era estar juntas".

Así lo señaló Paula Alonso, de 10 años, una de las manifestantes más jóvenes. "Estoy aquí porque quiero más seguridad para las niñas; cuando voy sola a casa de mi abuela quiero estar tranquila". Candela Acuña, de 16, reclamaba menos discriminación de género en las aulas, "porque algún profesor ha dicho a sus alumnas que si llevan la falda corta van buscando problemas". Claudia González, por su parte, de 21 años, dijo que "lo más importante es acabar con la violencia hacia las mujeres".

El 8 de marzo también reunió a mujeres mayores. Benita Prado, gijonesa de 79 años, recordaba ayer "el maltrato" que sufrió "durante años" en el trabajo". "Cuando me quedé embarazada la empresa en la que trabajaba me castigó y me mandó a un puesto en un almacén. Las cosas han cambiado, es verdad, pero aún queda mucho por hacer", afirmó. De la misma opinión es Vilma Villa, oriunda de Sariego y de 76 años, que sujetaba ayer un cartel en el que se leía "Viva la lucha de la mujer obrera". "Yo viví una juventud muy marcada por el catolicismo y la dictadura. Recuerdo que había muchas cosas que me chocaban, como que mis hermanos pudieran hacer ciertas cosas y yo no. En aquella época la mujer estaba sometida", explicaba. "La brecha salarial es lo primero que debe eliminarse. Una vez que seamos solventes y fuertes podremos aspirar a más", añadía.

Las chicas de la asociación "8 muyeres en bici" también se sumaron a la quedada y llevaron a cabo un recorrido por toda la ciudad en el que participaron unas setenta mujeres. Sus objetivos, "reivindicar una ciudad más inclusiva y amable con los derechos de la mujer". Las integrantes del sindicato "Muyeres en llucha CSI" también acudieron a la cita a reclamar "el fin del machismo en las instituciones y en la vida cotidiana".

Algunos hombres quisieron mostrar su respaldo a la causa y acudieron a la concentración en el Ayuntamiento. Es el caso de Pablo Martín, de 28 años, que se manifestó ayer junto a su madre, María Delgado. "Maltrato toda la vida lo hubo, yo lo he vivido en mi familia. Y todavía existe la desigualdad, lo más importante es garantizar la igualdad salarial y la conciliación", sentenció Diego Villa, de 15 años.