Pese a que muchos opositores llegaron a Gijón en autobús -había una línea circular para moverse por la ciudad y buses especiales desde otras localidades asturianas-, no se evitó el atasco. El mayor tuvo lugar a las dos de la tarde en el Molinón. Se vivieron momentos de tensión y durante más de treinta minutos sonaron las bocinas de los coches. El resto de aparcamientos, en la Laboral y el campus universitario de Viesques, estuvieron más desahogados. Por su parte, el transporte público funcionó con normalidad. Los autobuses municipales se llenaron tanto de mañana como de tarde.