Cinco años y seis meses de prisión es el resultado de la intensa negociación entre la Fiscalía, la defensa y las acusaciones particulares para condenar al hombre procesado por prender fuego a la casa de su pareja en 2015 tras una fuerte discusión. El acusado reconoció los hechos y será condenado por un delito de incendio y otro de maltrato. El Ministerio Fiscal había solicitado inicialmente una condena de 14 años y 11 meses de cárcel.

"Estoy pasando un mal momento y lo siento". Estas fueron las palabras del acusado tras conocer las condiciones del acuerdo negocio por la defensa con el resto de las partes. Además de los cinco años y seis meses de prisión, la condena incluye el abono, en concepto de responsabilidad civil, de 80.171,80 euros a la propietaria del inmueble por los daños ocasionados, más los intereses legales correspondientes. Además, a la víctima la debe indemnizar con 27.270 euros, otros 16.034,16 euros por el lucro cesante derivado de la pérdida de actividad industrial y con 18.000 euros por el daño moral causado, todo ello más los intereses legales correspondientes.

Según el escrito de la Fiscalía, los hechos se produjeron sobre las 00.30 horas del 3 de mayo de 2015, en la calle Valdés Pumarino, en Candás, cuando agresor y víctima iniciaron una discusión en el transcurso de la cual él la empujó contra un vehículo. Se inició entonces un forcejeo, en el que el procesado se cayó al suelo y la mujer aprovechó para huir.

El acusado la persiguió y, una vez que le dio alcance, la cogió fuertemente por los brazos y por las muñecas, la empujó y la zarandeó, al tiempo que le decía: "Puta, zorra, asquerosa, te voy arruinar la vida, qué te hice yo para merecer esto, te quiero pero te odio, te vas a arrepentir y te voy a arruinar la vida y te voy a quemar la casa y el coche". En este forcejeo, la mujer sufrió heridas de las que tardó siete días en curar.

Horas después, sobre las 06.00 horas, el procesado acudió a la casa en la que vivían la mujer y su hijo menor de edad, que en ese momento no estaba en la vivienda. Se trata de un inmueble que tenía la planta baja habilitada como negocio hostelero, que regentaba la víctima, y la planta alta era su domicilio.

El procesado accedió al interior forzando la puerta de entrada y luego prendió fuego al inmueble, tanto en la parte superior como en la inferior, colocando en la habitación principal diversos enseres para avivar el fuego y conseguir una rápida propagación de las llamas.

Las llamas se extendieron de inmediato, y los bomberos tuvieron que actuar de urgencia para impedir que se extendieran a las viviendas colindantes.