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El anónimo: vuelve el escuadrón de suicidio del PP tras las crisis de Marqués y Cascos

La derecha asturiana va acumulando ejemplos de su capacidad para ponerse a sí misma la zancadilla en los momentos más inoportunos

"Cuando en el PP se nos abren expectativas, no te preocupes que regresa el escuadrón de suicidio". La frase la repetía un exdirigente del Partido Popular de Asturias, hoy apartado de la política. Se refería a la escena de la hilarante "La vida de Brian" en la que integrantes del Frente del Pueblo Judaico hacen huir a los soldados romanos y, tras lograrlo, proclaman: "Somos el Frente del Pueblo Judaico, escuadrón de suicidio". Y de inmediato se clavan sus dagas para morir.

La Historia, con su recalcitrante afán por repetirse, tiene en el Partido Popular asturiano un microcosmos que resulta un paradigma del eterno retorno de Nietzsche. Una y otra vez, la derecha asturiana se pone zancadillas a sí misma y destina sus esfuerzos a las cuchilladas internas a la mínima ocasión. Sísifo está afiliado al PP de Asturias.

El PSOE mantiene la hegemonía política en el Principado salvo excepciones. La primera ocurrió en el año 1995, cuando Sergio Marqués, elegido presidente del PP, logró la victoria electoral autonómica por mayoría simple. Una ocasión tan favorable no podía pasar sin una exhibición de fuerza del escuadrón de suicidio. La lucha soterrada por controlar las decisiones de Sergio Marqués, liderada por Francisco Álvarez-Cascos con el respaldo de dirigentes regionales del partido, acabó haciendo estallar las costuras del PP, con Marqués declarándose en rebeldía, manteniéndose como Presidente en el Grupo Mixto. Constituyó la Unión Renovadora Asturiana (URAS), que fue un faro de luz mortecina que contribuyó a una división de la derecha que ayudó a aupar al socialista Vicente Álvarez Areces con una victoria por mayoría absoluta.

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La segunda actuación estelar se produjo en 2011, cuando Francisco Álvarez-Cascos, tras fracasar su intento de ser el candidato autonómico del PP, impulsó su propio partido, Foro Asturias, con el que concurrió a las elecciones en 2012. Aquel proceso fue traumático para la derecha asturiana, dividida y enfrentada. Cascos logró la victoria electoral, en minoría, y su Gobierno apenas duró unos meses al no lograr apoyo al Presupuesto. Mercedes Fernández tomó las riendas del PP, dispuesta a desactivar al contrincante forista.

Ahora, vuelve el escuadrón de suicidio, con una batalla abierta entre la presidenta popular, Mercedes Fernández, y la renovación de Teresa Mallada, que cuenta con el respaldo de Génova, elegida para impulsar las expectativas electorales. Acuchillarse, justo cuando Vox llama a las puertas, es una genialidad. Eso sí, siempre tiene su parte sucia, ya se sabe, con denuncias, dosieres, anónimos y todas esas cosas.

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