El Colegio de Médicos de Asturias registró el año pasado un total de 14 denuncias por agresiones, de las que dos fueron físicas y el resto verbales, con insultos, menosprecios e incluso amenazas de muerte. La mayoría de los agresores son hombres y las víctimas, médicas. Los centros de salud concentran el mayor número de sucesos violentos, seguidos de los servicios de urgencias hospitalarias. Precisamente ayer fue detenida una mujer por agredir a una enfermera en el servicio de urgencias del Hospital de Cabueñes, en Gijón.

"La violencia contra los médicos, y contra el personal sanitario en general, es de enorme trascendida, porque afecta de manera directa a la calidad de la atención sanitaria al quebrarse la relación médico paciente", advirtió Alejandro Braña, presidente del Colegio de Médicos de Asturias en la presentación de la conmemoración del Día Nacional contras las agresiones a Sanitarios, que cumple su décimo aniversario con el lema "Ante las agresiones, tolerancia cero. StopAgresiones".

De las 14 denuncias registradas en el Colegio de Médicos de Asturias, 12 fueron contra mujeres y dos contra hombres. Del total, ocho fueron insultos, en 11 hubo amenazas y hubo un caso de agresión psicológica y física con lesiones a una doctora, a la que el agresor propinó un puñetazo en la cara.

Excepto en un caso, todas las agresiones se produjeron en el ámbito de la sanidad pública. La mayoría de las causas es por discrepancias con la atención médica (8), por no recetar lo que propone el paciente (3); en protesta por lo que el agresor considera mal funcionamiento del centro -por ejemplo, porque se acumulan retrasos- (4); porque los informes médicos no van acorde con lo que reclama el paciente (1), entre otros motivos.

Por grupos de edad, la mayoría de los profesionales agredidos tenían entre 56 y 65 años, y todas ellas (7) eran mujeres.

"Uno de los problemas es que los casos que conocemos son los mínimos; hay muchos más, pero no se denuncian porque son verbales. Los propios profesionales minimizan esas situaciones, cuando no deberían hacerlo porque se sienta un precedente que facilita que la situación se repita", explicó el doctor Braña.

El presidente del Colegio de Médicos destacó los "efectos psicológicos devastadores" que provocan los insultos y las amenazas en los profesionales que los sufren. "Nadie está acostumbrado a que se le amenace, incluso sobre su vida", remarcó.

La evolución de las agresiones a los médicos en Asturias se mantiene más o menos estable en los últimos años, oscilando entre las 12 y las 14 anuales. La incidencia de estas situaciones es muy inferior a lo que se registra en otras comunidades autónomas, fundamentalmente Andalucía, Las Palmas de Gran Canaria y el Levante español. De ahí que la Organización Médica Colegial de España y el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos hayan hecho público un decálogo de reclamaciones a través del Observatorio nacional contra las Agresiones.

En ese decálogo se reclama que las agresiones, del tipo que sean, se consideren como delito de atentado contra la autoridad también en la sanidad privada, y que su tipificación y consideración sea la misma en todo el país. Y que se consideren delitos contra la autoridad no sólo las agresiones físicas, sino también las amenazas, los insultos y las intimidaciones.

Reclaman los médicos que todos los centros, públicos y privados, tengan planes de prevención de riesgos laborales, con protocolos de actuación y medidas de seguridad, y que se tomen medidas especiales en los casos de profesionales que hayan sido agredidos con anterioridad. Además, se reclama que sea la Administración Pública junto con la Policía las que coordinen e impartan cursos de formación para que los profesionales sepan cómo afrontar estas situaciones de violencia.

Los médicos piden a la Administración que promueva también campañas de sensibilización y de concienciación de la sociedad sobre el respeto a los profesionales de la medicina y el uso responsable de los servicios sanitarios. Y que se establezca un registro nacional de agresiones para conocer con rigor los datos para adoptar medidas concretas, y que se cree un Plan Nacional contra las Agresiones a Sanitarios, en la que participen el conjunto de las administraciones, de fuerzas de seguridad, ayuntamientos y profesionales.