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La jueza remite a Bilbao las escuchas del "caso Ardines" sobre tráfico de drogas

Un Juzgado vizcaíno ha abierto una pieza separada, mientras Pedro Luis Nieva está investigado por instalar una plantación de marihuana en Burgos

Pedro Luis Nieva, conducido por agentes de la UCO tras el registro de su casa en Belmonte de Pría. LUISMA MURIAS

El objetivo principal de la UCO de la Guardia Civil en la "operación Strabe" era aclarar el asesinato el pasado agosto del concejal de Llanes Javier Ardines, pero a lo largo de las investigaciones se fueron descubriendo indicios que apuntarían a la participación de los luego detenidos en tráfico de drogas. Esas escuchas y los datos obtenidos se han remitido por la jueza de Llanes a un juzgado de Bilbao, según fuentes cercanas al caso, que ha abierto una pieza separada en relación a lo descubierto.

Esta investigación por drogas no guardaría relación con la que llevó a la detención de Pedro Luis Nieva el pasado mes de enero, y que fue iniciada unos meses antes del crimen de Ardines por la Policía Judicial de la Guardia Civil de Burgos, dirigida por el Juzgado número 1 de Villarcayo. Apenas mes y medio antes de su arresto por el asesinato, Nieva fue detenido en la fase culminante de la "operación Mariateza", que desmanteló una sofisticada plantación de marihuana en un chalé de Las Merindades burgalesas. Nieva habría instalado el complejo sistema de iluminación y secado de las cerca de 1.000 plantas que crecían en la vivienda. La plantación estaba preparada para dar unas cinco cosechas al año, o lo que es lo mismo, un mínimo de 40 kilos de droga. Nieva fue detenido junto a otros dos individuos. A uno de los arrestados se ocuparon 12.000 euros en efectivo.

Nieva, que quedó en libertad tras ser detenido en enero, declaró por este caso de drogas en un juzgado bilbaíno, justo un día antes de ser detenido por el asesinato de Ardines. Negó cualquier relación con el tráfico de drogas y justificó su presencia en las Merindades con un visita turística.

Todo indica que Pedro Luis Nieva trabajaba al servicio de una red de narcos para preparar este tipo de instalaciones. Estos ingresos procedentes del tráfico de sustancias le permitirían el alto tren de vida que mantenía, con dos viviendas, una en Amorebieta y otra en Belmonte de Pría, dos coches de alta gama, vacaciones y viajes. La empresa que poseía, que llegó a tener 40 trabajadores, fue a la quiebra en 2009. Ahora, decía, trabajaba solo, pero su alto nivel adquisitivo no cuadraba con el de un simple electricista.

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