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Las empresas asturianas alertan de un rebrote de los ataques informáticos

Las compañías de la región se unen para hacer frente a los ciberdelincuentes, aunque los abogados aseguran que es difícil encontrar a los culpables

La reunión de los directivos asturianos de seguridad informática, ayer, en Capsa.

La cifra impresiona. De los 19.000 correos electrónicos que reciben cada día los trabajadores de Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa) el 20% es "malicioso" y es bloqueado para que la cosa no vaya a mayores. La cifra la dio ayer Richard Villaverde, responsable de los sistemas informáticos (CIO) de la compañía agroalimentaria, que aseguró que desde los últimos ocho meses se ha notado un especial aumento de los ciberataques en la región. El objetivo de los delincuentes informáticos es el de hacerse con datos sensibles con los que poder comerciar. Ante esas arremetidas, el tejido empresarial asturiano quiere hacer bueno el refrán de la unión hace la fuerza y han decidido promover reuniones, charlas y mesas de trabajo para proponer estrategias en común que ayuden a hacer frente a estos criminales cibernéticos.

Estos encuentros están organizados por el Club de Calidad de Asturias y Cionet, la mayor comunidad de directivos de tecnologías de la información de España. De momento, están participando una quincena de compañías asturianas, en su mayoría grandes, que tratan de blindarse de los ciberdelincuentes. "Queremos conocer que es lo que preocupa a las empresas y tratar de poner soluciones. Es un reto", reconoció el secretario general del Club de Calidad, Marino Zapatero. Uno de esos primeros encuentros tuvo lugar ayer en la sede de Capsa y se centró en las consecuencias legales de esta guerra digital.

El de la seguridad informática, resaltó Richard Villaverde, es uno de los principales problemas que tienen las empresas ahora mismo, con lo que resaltó que es muy importante concienciar a los empleados para evitar que cualquier clic en falso cause unas pérdidas millonarias a su compañía. En el caso específico de Capsa, Villaverde asegura que se hace mucho hincapié en estos aspectos didácticos. De hecho, afirma que tal es la preocupación que durante los últimos tres años la inversión que destina la empresa agroalimentaria a tratar de blindarse contra los delincuentes informáticos ha crecido en un 25%.

Y es que, según las últimas cifras que maneja el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), Asturias recibe más de 1.200 ciberataques cada día. Sus principales objetivos, además, son las empresas, que son las que guardan más información sensible. Estos delincuentes suelen atacar a discreción. Secuestran los datos de los ordenadores ajenos, los encriptan, es decir, les ponen una clave o contraseña que solo ellos conocen, y si la víctima quiere recuperarlos tiene que pagar una suculenta cantidad a estos criminales informáticos. "Los ataques son diarios y van al alza, especialmente desde los últimos ocho o nueve meses para acá", señaló Villaverde.

En la reunión que se celebró ayer participaron varios miembros del despacho de abogados Bird Bird, que explicaron a las empresas asturianas las repercusiones que puede tener un ciberataque. Uno de los letrados, Alexander Benalal, aseguró que "hay muchas empresas que no denuncian". Esto, por un lado, se debe a que muchas de ellas no saben cómo hacerlo y, por otro, porque temen el golpe reputacional que un ataque de estas características pueda llegar a tener sobre sus negocios. Otro de los abogados de la firma, Pablo Berenguer, puso el acento en que tomar acciones legales contra los delincuentes "es muy complicado". En la mayoría de los casos tienen sus bases en países extranjeros y exigen que los pagos de los rescates de la información se realicen en bitcoins (una moneda virtual) para evitar que quede rastro. Incluso, explican los letrados, si el robo de la información se produjo debido a una negligencia de la propia empresa, generalmente por un laxo sistema de protección, los afectados por esas fugas pueden llegar a reclamarle un resarcimiento de los daños causados por la vía judicial. Todo un embrollo.

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