Los dos acusados de haber provocado un incendio en Parres en diciembre de 2015, en el que falleció el piloto de un helicóptero que participaba en la extinción de las llamas y ardieron casi 429 hectáreas, se declararon ayer inocentes de los cargos y declararon que se enteraron por terceros de que había fuego porque desde donde estaban cuando se inició no podían verlo. Sus defensas incidieron en que los más perjudicados fueron precisamente sus representados, ya que el pasto de la zona arrasada era del que se alimentaba su ganado.

La Fiscalía y la acusación particular, ejercida por el Principado, mantuvieron la petición de dos años y medio de prisión para cada uno de ellos por un delito de incendio forestal, pero además, el Ministerio Fiscal elevó la cuantía por los daños medioambientales causados por el fuego, coincidiendo con la acusación particular y que elevó a 1.713.369,64 euros, a los que hay que sumar otros 54.322,37 de los costes de extinción. Ambos mantuvieron que la quema respondió a la búsqueda de un beneficio económico directo para regenerar el pasto.

Los acusados coincidieron en que quemar los pastos no era rentable para ellos, ya que el Principado acotaba el terreno no se sabía por cuánto tiempo y además se perdían ayudas de la Unión Europea, sin contar el descenso en la calidad del pasto para el ganado.

Uno de ellos aseguró incluso que él tenía el ganado en el monte, que tardó varios días en recuperarlo y que lo tuvo que bajar para la ganadería y comprar comida. Unos gastos que le supusieron tener que vender varias vacas y también caballos.

Los vecinos llamados a testificar aseguraron que en ese monte había ganado de varios ganaderos, y no sólo de los dos acusados.

Los agentes del Seprona de la Guardia Civil declararon que los indicios apuntaban a los dos ganaderos porque eran los que más frecuentaban la zona, aseguraron que era imposible que no hubieran visto la columna de humo del incendio y señalaron las contradicciones que habían detectado en sus declaraciones, añadiendo que uno de ellos, presidente de la junta de pastos, se había negado a declarar.

Han dicho que sus pesquisas se fijaron sobre los dos acusados como posibles culpables del incidente por las "contradicciones" en sus testificaciones y que uno de ellos, A.L., se negó a seguir delcarando, además de que tenían cebaderos en el prado donde se inicio el fuego.

Los dos peritos de las Brigadas de Investigación de Incendios Forestales (BRIPAS) del Principado declararon que, en su opinión, se habría hecho un fuego con la única intención de "limpiar" la zona, pero que se produjo un cambio de viento, que de repente soplaba del sur y con rachas "enormes", que agitaron el fuego hasta provocar la quema.