La Fiscalía y el Principado reclaman a F. C. M. y A. L. S. M., acusados por el incendio de Parres de 2015, la cantidad inédita de 1.767.692 euros por los daños medioambientales y los costes de extinción. En este incendio forestal, en el que falleció el piloto de un helicóptero en las labores de extinción, ardieron casi 429 hectáreas. El Ministerio Público y la acusación particular mantuvieron la petición de dos años y medio de prisión para cada uno por un delito de incendio forestal, al entender que quemaron el monte para conseguir nuevos pastos, lo que redundaría en su beneficio económico.

Los dos acusados se declararon inocentes y las defensas sostuvieron además que los más perjudicados fueron ellos. De hecho, uno de los procesados aseguró que tardó días en recuperar el ganado que escapó por el monte, que lo tuvo que bajar a la ganadería y comprar comida para todas las reses, con los consiguientes gastos, lo que le supuso tener que vender varias vacas y caballos. Además, añadieron que quemar los pastos no era rentable, ya que el Principado acotaba el terreno no se sabía por cuánto tiempo, la calidad del pasto era inferior, y se perdían ayudas de la Unión Europea.

Los vecinos llamados a testificar aseguraron que el monte es comunal y lo utilizaban varios ganaderos, y no sólo los acusados.

Los agentes del Seprona de la Guardia Civil declararon que los indicios apuntaban a los dos ganaderos acusados porque eran los que más frecuentaban la zona, aseguraron que era imposible que no hubieran visto la columna de humo del incendio y señalaron las contradicciones que habían detectado en sus declaraciones, añadiendo que uno de ellos, que además es el presidente de la junta de pastos, se había negado a declarar. Los agentes señalaron también que en sus pesquisas se fijaron en ellos como posibles culpables del incendio por las "contradicciones".

Los dos peritos de las Brigadas de Investigación de Incendios Forestales (BRIPAS) del Principado declararon que, en su opinión, se habría hecho un fuego con la única intención de "limpiar" la zona, pero que se produjo un cambio de viento, que de repente soplaba del sur y con rachas "enormes", que hizo que subieran las temperaturas y agitaron el fuego hasta provocar la quema.

Una parte importante de las cinco horas que duró la vista oral se centró en indicar las pistas forestales por las que se podía acceder a los pastos y en ubicar a los dos acusados a la hora que se produjo. El incendio se inició sobre las 9.00 horas, pero la voz de alarma no se dio hasta las 13.15 horas, cuando ya había alcanzado dimensiones gigantescas. Ambos acusados negaron estar cerca del foco y aseguraron que se enteraron por terceros. El guarda forestal también indicó que vio el humo a primera hora, pero no dio importancia porque creyó que el fuego era de pequeñas dimensiones, probablemente de una quema de rastrojos.

La Fiscalía y la acusación particular en nombre del Principado aseguraron que los indicios de culpabilidad eran evidentes.