Científicos de la Universidad de Oviedo, de la empresa Red Táctica y de Asincar han desarrollado un test de detección rápida de toxinas alimentarias en pescado. En concreto, para la ciguatoxina, que abunda en los arrecifes del Caribe, y que llega a la población por transmisión alimentaria. El cambio climático, la globalización del comercio y el turismo, advierten los investigadores, están influyendo en la distribución y proliferación de estas toxinas, hasta el punto de que "pueden convertir un problema localizado en uno a nivel global". De hecho, desde 2004 ya hay casos de intoxicaciones por ciguatoxina en Canarias. En el mundo se estima que hay entre 10.000 y 50.000 enfermos.

"La ciguatera es imperceptible para el ojo humano, sin color ni olor, el estado del pescado puede ser perfecto", explican los científicos, que avisan también que, a diferencia del anisakis, esta toxina no desaparece por su congelación o cocinado. De ahí la importancia de desarrollar un test, que la empresa Red Táctica pretende comercializar a nivel mundial. El test es sencillo, similar al de embarazo, y permitirá "cribar muestras contaminadas con ciguatoxina de otras libres de ella".