Una vez más, la lucha contra el independentismo y por la "igualdad" entre españoles vertebró el discurso de Albert Rivera, candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno. Pero en el desayuno informativo que protagonizó ayer en Oviedo, organizado por "Asturias Punto de Encuentro", dejó caer además compromisos con Asturias.

Prometió aplicar rebajas al peaje del Huerna. Mostró su intención de "negociar bonificaciones, una bajada progresiva, y renegociar condiciones para algunos sectores". Pero asumió la imposibilidad de afrontar su eliminación al pesar una prórroga de la concesión hasta 2050. "No voy a hacer como Zapatero o Rajoy, prometer lo que no se puede cumplir", dijo. Igualmente mostró su compromiso con la inclusión de Asturias en el corredor ferroviario atlántico, así como con evitar demoras en el proyecto de la variante de Pajares como la que, bajo su punto de vista, supone el acuerdo de coalición entre PP-Foro, al querer modificar de nuevo el ancho de las vías.

No se olvidó del impuesto de sucesiones, comprometiendo su supresión "en todo el país" en sus primeros cien días de gobierno. Y se refirió a la descarbonización. "Hay que hacer una revolución tranquila, tiene que ser una transición energética. No podemos pasar de la noche al día sin pensar en consecuencias: que haya un mix energético", manifestó Rivera.

Igualmente explicó su receta para paliar el problema del precio de la electricidad que golpea a la industria asturiana. "El problema para solucionar eso no es ser de izquierda, de derecha o mediopensionista, es tener un pacto por la energía. No peleemos si nucleares o térmicas. El debate es cómo pagamos la factura y qué va a hacer el Estado. No se puede hacer un pacto de la energía contigo mismo", señaló, aclarando que apuesta por un "pacto nacional impulsado con los sectores económicos, expertos y agentes sociales". Igualmente recalcó que su intención es buscar pactos de Estado para otras cuestiones cruciales como educación, unidad de mercado y despoblamiento. E hizo hincapié en esta última cuestión. "Ya es hora de que haya un plan nacional para combatir la despoblación: un 53% de España se considera zona despoblada. Hay mucha gente que vive sin servicios", señaló, antes de criticar a PP y PSOE en una misma frase: "Apliquémonos el cuento y dejemos de enredar con el cuerpo de Franco y los neandertales y el aborto. Esto es política, no una clase de arqueología".

Insistió Rivera en la necesidad de desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa. Y contrapuso el PSOE que representa el presidente saliente del Principado, Javier Fernández, con el sanchista, encarnado para su comparación en Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE. "Con ella no se puede hablar, te insulta, te llama facha por ser español", dijo de la política riosellana.

No se olvidó del ofrecimiento de acercamiento a Pablo Casado, líder del PP. "Ahora es el momento de tender la mano. De buscar un gobierno sensato, un gobierno liberal, progresista y constitucionalista", resaltó Rivera, mostrando, una vez más, las razones por la que Cs debería encabezar un pacto de gobierno con el PP. "No es lo mismo un gobierno encabezado por un partido nuevo que por otro viejo, por un partido moderado que por otro escorado hacia la derecha. Casado dice que hay que unir a la derecha, Sánchez a la izquierda, y yo digo que hay que unir España", proclamó. Aunque luego dejó claro que el pacto lo encabezaría el partido más votado de los dos.

En el desayuno no faltaron dirigentes de colectivos sectoriales y sociales: Belarmino Feito (empresarios), Joel García (construcción), José Luis Álvarez Almeida (hostelería y turismo) o Nerea Monroy (UGT). Y estuvieron presentes dirigentes de Cs como el candidato al Congreso Ignacio Prendes y los aspirantes de Oviedo (Ignacio Cuesta), Gijón (José Carlos Fernández Sarasola) y Avilés (Carmen Pérez Soberón), así como el del Principado, Juan Vázquez, muy elogiado por Albert Rivera.