"Cuando seamos gobierno, utilizaremos la SEPI para intervenir en Alcoa y decir que este país se merece una política industrial seria". Apenas había comenzado su intervención ante el medio centenar de colectivos sociales que se congregaron ayer en el Polideportivo de La Camocha, cuando Pablo Iglesias hizo público ese compromiso de intervención pública de Alcoa, un compromiso que pasará por la entrada en el capital de las factorías españolas que la multinacional plantea cerrar, entre ellas la de Avilés.

Media hora antes del acto público, el líder de Podemos y el responsable de Sociedad Civil y Movimiento Popular de la formación morada, Rafael Mayoral, habían mantenido un encuentro con un grupo de representantes de los trabajadores de la factoría avilesina, en el que estos les transmitieron sus inquietudes y les pidieron que la venta de las fábricas a potenciales inversores esté supervisada por el Gobierno.

El compromiso de Podemos es "la intervención de las empresas para garantizar que no se van a cerrar", explicó Mayoral. ¿Significa eso una nacionalización? No del todo, sino que la SEPI "tome una parte del capital social suficiente" para poder decidir a quién se venden las factorías. Además de esa toma de control, Podemos considera que la participación pública en la sociedad es clave para poder atraer inversores.

En acto político posterior en el Polideportivo de La Camocha, tomó la palabra uno de los representantes de los trabajadores de Alcoa para clamar contra el precio de la electricidad, principal coste de las fábricas de aluminio.

Luego Pablo Iglesias se preguntó "¿cómo va a bajar la factura de la luz si Felipe González o José María Aznar se sientan en consejos de administración?" y también apostó por una transición energética que vaya pareja con la reindustrialización. Rafael Mayoral desarrollo esa cuestión: "La transición energética se tiene que hacer con la gente dentro, los de las empresas matrices y las subcontratas" y defendiendo un sector estratégico, como calificó al del aluminio.

En el acto de La Camocha, donde ondearon banderas republicanas, se reivindicó la Asturias de la revolución de 1934 y de la huelgona de 1962, contó con la intervención de representantes de 10 de los 50 colectivos que estuvieron presentes, explicando sus problemas y reivindicaciones.

El momento álgido fue cuando el líder de Podemos tomó la palabra. La intervención en Alcoa fue uno de los aldabonazos de Pablo Iglesias en un discurso vehemente, en el que arengó a los asistentes para que desde la calle se apoyen los cambios que plantea Podemos en materia laboral, social y económica. Iglesias también defendió la cooficialidad del asturiano.

El líder de Podemos, uno de los perjudicados por la trama en la que participó el comisario Villarejo, tornó más duro su discurso al aludir a las "cloacas, se habla mucho de cloacas. ¿Pero por qué tienen tanto problema en reconocer que el problema fundamental de las cloacas era que se trataba de una máquina de generar mentiras?", indicó para pasar a considerar que lo peor no era "un grupo de policías corruptos forrados de dinero", sino que "el problema es que las órdenes las diera Fernández Díaz o las diera S.S.S., Soraya Sáenz de Santa María, o las diera Mariano Rajoy, M.". E insistió: "El problema es que la trama criminal era un conjunto de dispositivos para mentir, para que a través de falsos periodistas de cloaca", citando a un medio digital, "suministrara noticias falsas a todas las televisiones y a todos los periódicos, que estuvieron durante años mintiendo, acusándonos de financiación ilegal y de tener cuentas en paraísos fiscales", algo que atribuyó a que hubo "intereses económicos detrás, para evitar que Unidos Podemos estuviéramos en el Gobierno".

Las alusiones a medios de comunicación fueron repetidas en su intervención, entre ellas a los dos principales grupos audiovisuales privados de España -llegando a atribuir de forma genérica delitos al máximo directivo de uno de ellos- y cargando también contra un medio digital.