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VICENTE MONFORT | Subdirector de Coordinación Económica del Gobierno de Valencia

"Las empresas tienen que aprender que siendo honestas seguirán ganando dinero"

"Tenemos que contar a los más pequeños que el ídolo no es el banquero o el directivo de éxito; el respeto al medio ambiente tiene que ser la clave"

Vicente Monfort, el viernes, en la Laboral. ÁNGEL GONZÁLEZ

Vicente Monfort Mir, subdirector general de Análisis, Planificación y Coordinación Económica del Gobierno de Valencia, defiende una economía del bien común como obligación para que el planeta sea sostenible. Las consecuencias, de no hacerlo así, "serán nefastas", advierte. El viernes ofreció una charla a los alumnos de la Facultad Jovellanos de Gijón sobre "La transformación de un modelo económico: oportunidades desde la economía circular".

- ¿Por qué la economía tiene que ser circular?

-La Comunidad Valenciana lleva adelante un proyecto llamado "La transformación del modelo económico valenciano" porque teníamos un modelo económico que había funcionado pero que necesitaba mejoras. Ha habido un acuerdo de gobierno para esta legislatura para asumir esa transformación en la que hay que apoyarse en pilares nuevos, entre ellos la economía circular. Y a su vez ese nuevo tipo de organización económica forma parte de lo que llamamos economía sostenible. Y de lo que se trata es de que la economía tenga un componente social más reconocible y que tenga en el centro a las personas; la economía tiene que ser para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, si no, ni es economía ni tiene sentido.

- ¿Es una concepción que estábamos olvidando?

-Sí, porque hemos vivido muchos años pensando que la economía son finanzas, es bolsa, es gestión, son empresas... cuando en realidad se trata de distribuir los recursos escasos que tenemos de la manera más eficiente para que todos nos podamos beneficiar. Economía viene de "oikos nomos", es decir, la gestión de la casa. Y eso es lo que hay que hacer ahora, pero en la economía mucho más amplia: pensar en gestionar en beneficio de la sociedad, no al margen de ella.

- ¿No es una idea muy apegada a la utopía?

-Hay quien lo puede pensar así. Nosotros en Valencia por ejemplo hemos empezado a hablar esta legislatura de la economía del bien común, la hemos llevado hasta la universidad financiando una cátedra que está dedicándose a investigar, y ya hay un movimiento muy potente a nivel español y europeo, incluso la Unión Europea ya ha creado una primera mesa y un primer documento sobre la economía del bien común. Es verdad que hace unos años era una idea utópica, pero como dijo Cristian Felberg en una entrevista hace algunos años, "esto ahora aún es motivo de risa, de mofa, de burla, pero cuando empiecen a respetarnos, es que teníamos razón"; Y ahora la economía del bien común empieza a formar parte de los programas de gobierno de algunos países. Yo creo que en definitiva no es utópico pero es difícil convencer que están antes las personas que los bancos.

- ¿Sobre qué pilares prácticos se sustenta esta economía?

-Sobre todo, sobre la igualdad en el trato. Los pilares fundamentales son el respeto medioambiental, la igualdad entre hombres y mujeres, la no discriminación salarial por razones de sexo, la conciliación familiar y laboral, el respeto a los proveedores, a los clientes, la transparencia, la honestidad, que son bastante ajenos a lo que entendemos muchas veces por las empresas más clásicas de nuestro sistema.

- ¿Cómo pueden asumir esto las grandes corporaciones?

-No lo asumen, es más, intentarían rebatirlo. No me imagino una compañía de telefonía haciendo economía del bien común.

- ¿Entonces cómo se puede poner en marcha?

-Tendrán que ir aprendiendo que las que son honestas y son transparentes no por ello dejan de ganar dinero. Porque las empresas tienen que ganar dinero, si no lo hicieran sería una utopía; serían una fundación, una ONG. Han de tener un beneficio económico pero fundamentado en valores. Si tú ves que tu vecino gana dinero y hace las cosas bien, empezarás a hacerlo también. Pero tenemos claro que esto hay que empezar a hacerlo desde la base: hay que empezar a contar a los niños que el ídolo no es el banquero, no es un directivo de éxito. Lo ideal es que los más pequeños empiecen a aprender que el respeto al medio ambiente permitirá alargar la mejora de la calidad de vida de todos los ciudadanos. Por eso es fundamental empezar en las escuelas, en la primera enseñanza. Porque cuando se llega a la Universidad, ya es un poco tarde.

- ¿Qué pasará si no se adoptan medidas de sostenibilidad?

-Los datos que tenemos en este momento nos dicen que a la vuelta de la esquina, en el año 2050, si no paramos el ritmo se necesitarían cerca de tres planetas Tierra que proporcionaran los recursos naturales para mantener el estilo de vida actual de la humanidad, para poder hacer frente a todo el consumo y la gestión de todos los residuos que generamos. De esto se empezó hablar en el Club de Roma, cuando se emitió el informe sobre los límites del crecimiento en el año 1972. Hemos hecho muy poco, y el año 2050 ya está ahí.

- ¿Estamos a tiempo?

-Siempre tenemos que pensar en positivo, hay que pensar que se está a tiempo. No será fácil convencer a los grandes patriarcas del IBEX 35 de que hay hacer las cosas con justicia y procurar la distribución de la riqueza, pero si somos capaces de trasmitirlo a la sociedad, a lo mejor la sociedad tiene una respuesta. Yo vengo de una comunidad autónoma que era el Levante feliz. Ahora en cambio tendríamos que hablar del "triste Levante". Uno de cada cuatro valencianos está en riesgo de exclusión por pobreza, porque no acaban el mes, porque no pueden ni siquiera calentar la casa o hacer frente a las reparaciones del hogar. Eso es una realidad, estamos hablando del 25 por ciento de la población; son muchos campos de fútbol llenos de gente hambrienta. Y no olvidemos que cada siete segundos muere un niño menor de diez años en el mundo por causas perfectamente resolubles. Y eso no creo que lo pongan en su publicidad las grandes corporaciones que tienen el atrevimiento de llamarse a sí mismas sostenibles.

- La sociedad empieza a demandar un cambio...

-El movimiento de la economía del bien común cuenta en toda España con cada vez más apoyos, y cuenta con un buen respaldo en toda Europa. Fue Felberg el que empezó a impulsar este modelo y hoy ya es una realidad para personas que creen que en el centro de las actuaciones económicas tienen que estar las personas. Para que el modelo sea sostenible ha de ser social, económico y medioambientalmente. Nade con sentido común puede pensar que vamos a fabricar cosas que puedan dañar la naturaleza si nos dan dinero. Vamos a construir cosas que nos den dinero pero que nos permitan mantener la continuidad de nuestro modelo de vida. Y que hagamos extensible la calidad de vida al mayor porcentaje posible de la ciudadanía.

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