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JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ LAGO | Presidente del Colegio de Podólogos de Asturias

"El intrusismo en podología puede provocar que una infección o un tumor pasen inadvertidos"

"Es una falta de sentido común que en los comités de salud laboral no se cuente con la participación y recomendación de un especialista del pie"

José Luis Fernández Lago. JUAN PLAZA

José Luis Fernández Lago preside el Colegio de Podólogos de Asturias, una entidad que en el momento actual agrupa a 123 especialistas en el cuidado de los pies, con una edad media de 35 años. La corporación acaba de pedir a todos los grupos políticos de la Junta General del Principado que la podología sea incorporada a los centros de atención primaria de la región. Además, está preparando unas jornadas internacionales que se celebrarán en Gijón el próximo mes de diciembre.

- ¿Cuál es el perfil actual de la profesión en Asturias?

-La mayoría de los podólogos son mujeres. El trabajo, generalmente, es como autónomos dentro de su propia clínica. Los requisitos legislativos para la apertura de clínicas de podología son muy elevados, lo cual es una garantía en la prestación sanitaria.

- ¿Existe mucho intrusismo?

-El intrusismo es preocupante en la medida en que, en ciertas ocasiones, las patologías importantes pasan inadvertidas, con el consiguiente riesgo para la salud del paciente. No es raro observar infecciones, tumoraciones, alteraciones mecánicas que, si no son diagnosticadas correctamente en tiempo y forma, pueden acarrear graves problemas de salud y, por supuesto, evoluciones a la cronicidad y bajas laborales innecesarias.

- ¿Por ejemplo?

-Detrás de una simple callosidad, existen alteraciones biomecánicas que deben ser identificadas. Esto adquiere más gravedad cuando hablamos de pacientes diabéticos. La lucha contra el intrusismo requiere una implicación de pacientes, autoridades sanitarias y también del propio colectivo. Las situaciones de crisis económica hacen que proliferen personas sin demasiados escrúpulos que realizan labores que no les corresponden. Un derecho de los pacientes es comprobar el registro sanitario de centros que ofrecen servicios con dudosa legalidad. Si lo detectan, deberán presentar las correspondientes denuncias ante la Consejería de Sanidad y el Colegio de Podólogos, independientemente de las oficinas del consumidor o la Administración de Justicia.

- ¿Cuáles son las principales patologías del pie?

-Callosidades, durezas, papilomas, onicomicosis y dermatomicosis, uñas encarnadas y un largo etcétera. Esto, dentro de la disciplina técnica que denominamos quiropodología. Dentro de la biomecánica, vemos metatarsalgias, fascitis, tendinitis, esguinces, espolones, procesos artrósicos y degenerativos, así como afecciones que cursan con dolor, inflamación...

- ¿Qué aspectos del estilo de vida actual propician la proliferación de trastornos del pie?

-Los aspectos del estilo de vida son muy importantes en los trastornos y problemas en los pies. En primer lugar, el calzado, sobre todo el tacón alto. Mención especial merece el calzado laboral. Si una persona tiene algún tipo de deformidad, y no se valora en detalle, en el corto plazo aparecen patologías incluso complejas, como metatarsalgias, fascitis, dolor generalizado... Este tipo de errores también pueden afectar a cadera, rodilla, columna... Un ejemplo sorprendente lo encontramos en los propios trabajadores de la sanidad pública. Si los pies son diferentes, obviamente el calzado sanitario debe adaptarse a las características del pie y a la actividad sanitaria en particular. No es lo mismo trabajar en un quirófano que en una planta de hospital o en una consulta externa. Esto es de sentido común y conocimiento de causa. En estos casos, hay una carencia de sentido común y se fundamenta en que en los comités de salud laboral no se cuenta con la participación y recomendación de un podólogo. Para ser más pragmático, a nadie se le ocurre poner un calzado de atletismo para ir a practicar esquí.

- ¿Algunas recomendaciones para el autocuidado del pie?

-El mejor autocuidado y recomendación para la salud de nuestros pies es acudir al profesional especializado, en este caso el podólogo, ante la mínima molestia o alteración que podamos observar en nuestros pies.

- ¿En qué basa el Colegio su demanda de que los podólogos estén en los centros de salud?

-Es una asignatura pendiente en la sanidad pública asturiana y nacional. Sí es cierto que en otras comunidades autónomas hay podólogos en unidades de pie diabético y con plenas competencias profesionales. Los podólogos somos facultativos, podemos recetar, diagnosticar, tratar y realizar cirugía. Sólo en Cantabria tienen podólogos en el sistema público: centros de salud y hospital. Fue una decisión política y económicamente inteligente. Empezaron con dos podólogos, en este momento creo que tienen cinco y quieren ampliarlo a todas las áreas de salud. Esperemos que cunda el ejemplo y que nuestras autoridades sanitarias tomen ejemplo.

- ¿Qué beneficios aportarían a la sanidad pública?

-Los beneficios que traería a la sanidad asturiana la puesta en marcha de un centro piloto de podología serían muy importantes desde el punto de vista económico y asistencial. Si nos centramos en una patología muy dolorosa e incluso invalidante, como es la fascitis plantar, el peregrinaje de un paciente es increíble: médico de familia, radiología, diferentes especialistas... Mucho tiempo para darle una solución que, generalmente, termina en el podólogo, pero en el marco de lo privado. Si hubiese un centro piloto, en el propio centro se haría una primera consulta con radiografías, ecografías, analíticas, plantilla, infiltración o lo que proceda, pero haríamos un tratamiento protocolizado y de última generación.

- Esta propuesta tiene otra faceta.

-Sí, pretendemos que además tenga capacidad docente, de tal forma que formaríamos a nuestros profesionales y también de otras comunidades, lo cual tiene un gran interés. Estamos hablando de proyectos vanguardistas. Si este proyecto se pone en marcha, la relación coste, eficacia y grado de satisfacción del paciente no ofrece duda alguna. Una sociedad que se precie debe dar salida a nuevas profesiones emergentes, altamente especializadas y con proyectos de vanguardia. No podemos generar profesiones facultativas y después no darles la oportunidad de desarrollarse y aplicar todo su contenido científico a los más necesitados, es decir, los pacientes.

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