El próximo 26 de mayo habrá cuatro urnas electorales en casi una cuarentena de localidades de Asturias. Son las parroquias rurales, que además de votar para la presidencia del Principado, la alcaldía del concejo y las europeas podrán elegir también a su presidente. Son unos comicios a las que suelen presentarse candidaturas de los partidos políticos y de agrupaciones independientes pero allí la campaña electoral es muy distinta, sin mítines. Los candidatos van puerta a puerta a dar sus papeletas. "Todos los vecinos se conocen", comenta José Manuel García del Valle, secretario de la federación asturiana de parroquias rurales (FAPAR) y natural de una de ellas, Somao, en Pravia.
La despoblación que castiga a Asturias y se manifiesta con mayor virulencia en las alas, tiene en las 39 parroquias rurales reconocidas como tal en la región su banco de pruebas. En los últimos cuatro años, es decir desde las anteriores elecciones, han perdido 2.420 vecinos, una cifra que supone el 36 por ciento de su población total. Las cifras todavía resultan más desalentadoras si se comparan con los 14.780 vecinos que esas entidades locales menores sumaban hace veinte años, cuando nació la federación de parroquias rurales. Y el dato definitivo que convierte en una misión imposible el relevo generacional de esas localidades es el de los nacimientos: en los últimos cuatro años tan sólo han nacido 15 niños en las 39 parroquias rurales diseminadas por 17 concejos de la región, con realidades muy dispares. Trevías (Valdés) es la parroquia rural más poblada, con 1.217 vecinos mientras que La Focella (Teverga), con nueve vecinos, es la más pequeña.
¿Qué es una parroquia rural? "Como un ayuntamiento pequeño", comenta Del Valle. "Asumen una serie de competencias en la conservación del patrimonio, la reparación de caminos y hacen las tareas de intermediario municipal en la zona, algo que los vecinos agradecen", resume el secretario de la FAPAR. Los concejos con mayor número de estas entidades locales menores son Pravia, que cuenta con diez, y Cudillero, con siete. Las más pobladas, además de Trevías, son Villamayor, en Piloña, con 724 habitantes, Santa María de Llas, en Cabrales, con 700 vecinos, y San Juan de Piñera (Cudillero), con 662. Trece parroquias oscilan entre el medio millar y los cien habitantes y el resto, 19 parroquias, cuentan con menos de un centenar.
Las parroquias rurales están reconocidas en el Estatuto de Autonomía de Asturias como "la forma tradicional de convivencia y asentamiento de la población asturiana". En la actualidad, son las entidades que gestionan más territorio comunal de aprovechamientos maderables y de pastos y también se encargan del ingreso de tasas por la ocupación de montes públicos.
La marcha de la mujer, clave del despoblamiento. La pérdida de vecinos está estrechamente ligada a la marcha de las mujeres. "La soltería en las estas zonas es impresionante, donde hay un 70 por ciento de hombres y un 30 por ciento de mujeres. Las madres animaron a sus hijas a irse a la ciudad para que no tuvieran una vida tan dura como ellas y esas mujeres no volvieron al medio rural que, en consecuencia, se ha masculinizado", destaca García del Valle, quien apunta que por parte de la Administración "falló un apoyo decidido al cooperativismo".
