Habían viajado desde Valdestillas, en Valladolid, para participar en el festival de música electrónica Aquasella, y se traían un pequeño "arsenal": 0,59 gramos de MDMA, 1,63 gramos de cocaína, 2,73 gramos de anfetamina y 1,36 gramos de marihuana. El 21 de julio de 2017, dos agentes de paisano de la Guardia Civil cogieron a los dos jóvenes sacando la droga de un compartimento del capó del coche. Para el fiscal no había duda de que intentaban meter las sustancias en el festival para venderlas. Les pedía tres años y medio de cárcel y 1.400 euros de multa. Pero los acusados, dos veinteañeros, le han convencido esta mañana de que la droga era para consumirla ellos y su pandilla de amigos: "Nos lo íbamos a meter todo nosotros", arguyeron. Dada la escasa cantidad de droga, y lo coherente de sus declaraciones, el fiscal decidió retirar los cargos, por lo que la sección segunda de la Audiencia Provincial les ha absuelto sobre la marcha. Al final, besos y abrazos: no se creían que hubiesen salido indemnes de este lío. "Solo veníamos a hacer el burro", confesó uno de ellos. "No somos traficantes", añadió.

La droga la habían comprado el día antes en un polígono de Valladolid, donde quedaron con el "camello". "Consumía bastante más de lo que consumo ahora", confesó uno. "Estoy intentado dejarlo ahora por mi cuenta", añadió. "Éramos seis en la pandilla y pusimos 50 euros cada uno", explicó. "Unas drogas eran para ponernos en movimiento y otras para relajarnos", continuó. Hacía diez minutos que habían llegado al aparcamiento del Aquasella cuando les trincaron. "Salimos del coche, nos estiramos y sacamos la caja del capó. Los otros estaban sacando las bebidas para hacer los cubatas. Nos íbamos a quedar todo el fin de semana", dijo el otro acusado. Entonces fue cuando aparecieron los guardias y les chafaron la fiesta. "Decían que era para ellos, para autoconsumo", explicó uno de los guardias que les detuvo. "Era el primer día del festival y no se veía aún ningún cuadro", rememoró. El resto de los amigos tiró para dentro del festival. "Entramos de todos modos. Dentro compramos más para metérnoslo en el momento", confesó un amigos de los acusados. "La verdad es que ya no me meto, desde que cogieron a mis amigos y vi lo que les pedían", añadió. Al final, se volvieron contentos a Valladolid. Otros tuvieron menos suerte.